e-ISSN 2395-9134
ArtículosEstudios Fronterizos, vol. 24, 2023, e115

https://doi.org/10.21670/ref.2304115


“Si no tengo esto, no tengo nada”: mujeres porteadoras durante el cierre fronterizo entre España y Marruecos

“If I lose this, I have nothing”: ‘carrier’ women during the Spanish-Moroccan border closure

Lucía Grandaa* https://orcid.org/0000-0002-5024-7728
Rosa Maria Soriano Mirasa https://orcid.org/0000-0001-8296-2382

a Universidad de Granada, Departamento de Sociología, Granada, España, correo electrónico: lgranda@ugr.es, rsoriano@ugr.es

* Autora para correspondencia: Lucía Granda. Correo electrónico: lgranda@ugr.es


Recibido el 02 de mayo de 2022.
Aceptado el 14 de febrero de 2023.
Publicado el 28 de febrero de 2023.


CÓMO CITAR: Granda, L. & Soriano Miras, R. M. (2023). “Si no tengo esto, no tengo nada”: mujeres porteadoras durante el cierre fronterizo entre España y Marruecos [“If I lose this, I have nothing”: ‘carrier’ women during the Spanish-Moroccan border closure]. Estudios Fronterizos, 24, e115. https://doi.org/10.21670/ref.2304115

Resumen:
El cierre de la frontera sur española entre Marruecos y la ciudad española de Melilla por la COVID-19 ha roto la trayectoria laboral y vital de miles de porteadoras marroquíes que se dedicaban al contrabando transfronterizo. Este trabajo analiza sus estrategias de supervivencia tras el cierre de esta frontera marcada por la desigualdad y las transformaciones macro en la región. Siguiendo la Teoría Fundamentada, en 2021 se realizó observación participante en Melilla, y se entrevistó a porteadoras e informantes clave. Los resultados señalan como alternativas de subsistencia: la migración, el apoyo familiar y otros trabajos precarios feminizados. Se concluye que este cierre y los cambios en la región de Nador suponen el fin de este medio de vida para estas mujeres. Este análisis contribuye al introducir nuevos supuestos de la feminización global de la supervivencia, aunque es necesario seguir investigando estas estrategias ante los cambios constantes de esta frontera.
Palabras clave: porteadoras, frontera Sur española, feminización de la supervivencia, trabajo transfronterizo, Melilla.


Abstract:
The closure of the Spanish Southern border between Morocco and the Spanish city of Melilla induced by Covid-19 disrupt the work and life course of thousands of women crossing merchandise on the border. This research analyzes the survival strategies of these women after the border closure and the transformations of this unequal region. Using a Grounded Theory approach, participant observation and interviews to carrier women and informants were conducted in Melilla in 2021. Migration, family support and other precarious feminized jobs were found to be the most common survival alternatives. The conclusions point out that the border closure and the changes affecting the region of Nador may be the end of this income source for these women. This analysis contributes with new data on the global feminization of survival, although further research on these strategies is needed due to the constant changes in this border.
Keywords: carrier women, Spanish Southern border, feminization of survival, cross-border work, Melilla.


Introducción

El 14 de marzo de 2020 las fronteras entre Marruecos y España se cerraron como medida de contención de la COVID-19. Desde el punto de vista laboral, este cierre tuvo como consecuencia más visible la pérdida de empleo de miles de personas que a diario cruzaban la frontera marroquí hacia las dos ciudades autónomas españolas adyacentes para desempeñar su actividad laboral. Este artículo se centra en el caso de la ciudad de Melilla, con una extensión de 12 km2 y situada en la costa norte de África. Esta localización la convierte, junto con la ciudad de Ceuta, en la única frontera exterior terrestre entre el resto del territorio español y Marruecos, ambas ciudades son fronteras de Europa. Los circuitos fronterizos cotidianos que existían entre estos territorios y las provincias marroquíes adyacentes se interrumpieron de la noche a la mañana por este cierre fronterizo lo que trastocó las trayectorias vitales de miles de personas.1

Hasta la llegada de la COVID-19, la singularidad geográfica y fiscal de las ciudades autónomas daban pie a que se desarrollaran actividades relacionadas con el contrabando y el llamado “comercio atípico”. Este consistía en comprar mercancía en el lado español de la frontera y venderla en el lado marroquí con lo que se evitaba el pago de aranceles dado que se considera equipaje personal (Ferrer-Gallardo, 2008; Ferrer-Gallardo & Gabrielli, 2018). Dicha actividad la desarrollaban de forma casi diaria las llamadas “porteadoras”. Este es el nombre por el que se conoce a las mujeres marroquíes residentes en los municipios adyacentes a la frontera que trabajan transportando mercancías sobre sus hombros, en condiciones extremas desde el territorio español hasta el marroquí (Fuentes-Lara, 2019).

Si bien hay una mayor literatura sobre la precarización laboral de las mujeres en contextos transfronterizos entre España y Marruecos, esta se centra en otros sectores, como el trabajo doméstico y de cuidados ─Galán Pareja (2012) y Ramírez (2020) ─ o el trabajo en las empresas de productos de exportación (Naïr & El-Khamlichi, 2016; Trinidad Requena et al., 2019, etcétera). Es más escasa la investigación sobre las mujeres porteadoras, aunque en los últimos años se han realizado algunos estudios sobre la situación de estas, y se centra especialmente en el caso de Ceuta (Fuentes Lara, 2017; Fuentes-Lara 2019; Soriano Miras & Fuentes Lara, 2015). La situación de vulnerabilidad de estas mujeres se enmarca en lo que Sassen (2003) denomina la feminización de la supervivencia a nivel global, por la cual las mujeres experimentan las consecuencias más graves de la pobreza, y además recaen sobre ellas las tareas de reproducción y cuidado.

El presente trabajo pretende explorar a) las estrategias adoptadas por las mujeres porteadoras para sobrevivir tras la desaparición de su medio de vida por el cierre fronterizo; y, b) los cambios en las regiones fronterizas que a nivel macro condicionan estas estrategias. Estas transformaciones y las (in)movilidades en el contexto fronterizo Melilla-Nador están marcadas por dinámicas globales de desigualdad entre el Norte y Sur Global que crean circuitos comerciales, muchas veces transitados por mujeres en situación de vulnerabilidad. Esta vinculación y la posibilidad de agencia desde esta vulnerabilidad se presenta en la primera parte del artículo. En el apartado metodológico se describe la estrategia de análisis basada en la Grounded Theory o Teoría Fundamentada (Glaser & Strauss, 1999). Posteriormente, se muestran los resultados hallados: en primer lugar, se exponen los procesos a nivel macro que están teniendo lugar en la frontera de Melilla-Nador; y, en segundo lugar, se pone el foco en el perfil y agencia de estas mujeres. Concluye el artículo con una reflexión acerca de cómo los fenómenos globales o transnacionales afectan a los actores locales ─en nuestro caso, las porteadoras─, sin olvidar la especificidad del contexto fronterizo en el que transcurre la acción.


Circuitos fronterizos atravesados por la desigualdad: entre lo global y lo local

Durante décadas, se ha desarrollado un intenso debate en torno a la definición del término “globalización”, para el enfoque de este trabajo la acepción más acertada es proceso de liberalización para crear una economía mundial sin fronteras (Scholte, 2005). Sin embargo, aunque las fronteras de los Estados se han flexibilizado para la movilidad de capital y mercancías, no se ha dado este proceso de forma homogénea con las personas; su mayor o menor libertad de movimiento se verá condicionada por la posición de los países dentro de la economía mundial (Sobczyk et al., 2020; Soriano et al., 2016).

En esta lógica desigualdad entre Estados, Braveboy-Wagner (2003) señala que se puede hacer una distinción entre los países en clave Norte-Sur según la posición en el mercado global. Por su parte, Fraser (2010) señala la aparición de “los pobres globales”, sin olvidar la existencia de aquellos que ganan gracias a esta asimetría. Otros autores señalan la aparición de categorías similares en los procesos globales; Sassen (2015) hace referencia a los expulsados de la economía global y a las nuevas “clases de servidumbre”2 (Sassen, 2003).

Estas dinámicas globales requieren superar el nacionalismo metodológico (Pries & Seeliger, 2012) y analizar la interacción entre lo global y lo local, tal y como apunta la teoría de la economía global localizada (Trinidad Requena et al., 2015). Estos efectos de los procesos globales en la cotidianidad de los actores locales son mayores en contextos fronterizos en los que los cambios en la configuración nacional son más visibles (Morales, 2010). Además, son más notables incluso en aquellos territorios en los que las movilidades continuas y frecuentes de los habitantes otorgan a este territorio la propiedad de la “transfrontericidad” (Tapia Ladino, 2017). Así, es necesario analizar la región fronteriza Melilla-Nador como un contexto fronterizo único, aunque en todo momento mediado por dinámicas de encuentro entre el Norte y Sur Global.

El desarrollo de contextos a partir de la circulación de personas hace que no se pueda concebir la frontera como límite o lugar de control estático entre territorios. En el último medio siglo, esa idea ha ido dando lugar a otras concepciones de frontera más flexibles, al considerarlas desde elementos simbólicos que construyen la etnicidad (Firpo Reggio, 2019) hasta lugares en los que se crean experiencias sociales (Newman, 2006). Por otro lado, las movilidades entre estas regiones no reunían las propiedades de una migración, sino de movimientos circulares de población que no buscan establecerse en el país de destino (Solé et al., 2016) y que deben estudiarse desde un enfoque transfronterizo o transnacional (Magalhães, 2021).

Dentro de estos movimientos de cruce, la existencia de asimetrías entre regiones configura interacciones experimentadas de forma distinta en cada lado de la frontera (Bustamante, 1989; Aparna & Kramsch, 2022). Una de estas posibles interacciones promovidas por la desigualdad es la creación de circuitos de intercambio de mercancía/contrabando transfronterizo (Hernández Hernández, 2021). En el presente caso y desde el punto de vista económico, la desigualdad entre Marruecos y España ha crecido desde la adhesión de este último a la Unión Europea en 1986. En 2020, Marruecos estaba en el puesto 121 de 189 en el ranking del Índice de Desarrollo Humano ─que contempla, entre otros factores, las desigualdades de género─ mientras que España se situaba en el puesto 25 (United Nations Development Programme, 2020). Respecto al puesto en la economía mundial según el PIB, España ocupa el número 25 y Marruecos el puesto 58 (International Monetary Fund, 2021).

Así, las diferencias económicas entre regiones favorecían el intercambio comercial, incluidos los flujos de comercio legal como el fenómeno de contrabando alegal denominado “comercio atípico” (Ferrer-Gallardo, 2008; López Sala, 2012). Dentro de este último grupo se englobaba el paso de mercancía peatonal desde el territorio español hasta el marroquí en fardos como equipaje de mano de las mujeres porteadoras. La participación femenina en el comercio no es una excepción en esta frontera. El uso del cuerpo de las mujeres para cruzar y vender mercancía es un patrón presente en diferentes fronteras del mundo y que convierte a estas mujeres en sujetos vulnerables por la precariedad que experimentan y dado que no aparecen como trabajadoras en ninguna institución (Fuentes-Lara & Quesada Herrera, 2019; Veloz Contreras, 2019).

En otros trabajos feminizados y precarios, como el trabajo del hogar, Parella Rubio (2003) describió una triple discriminación en las mujeres migrantes de países del Sur Global que en España veían limitadas sus opciones. Si bien en el caso estudiado no se consideran migrantes, a las mujeres marroquíes que cruzaban la Frontera Sur para trabajar se las asociaba a empleos más precarios que los locales no querían realizar (Ramírez, 2020). Así, la perspectiva interseccional permite analizar la interacción entre estas discriminaciones que dan lugar a posiciones de vulnerabilidad concretas (Crenshaw, 2017). Esta vulnerabilidad, si bien limita sus opciones, no impide que tengan capacidad de agencia como sujetos en busca de sus propios intereses, sino que la agencia se ejerce desde esta vulnerabilidad (Gandarias Goikoetxea, 2019).


Metodología

Los objetivos de este trabajo son analizar las estrategias desarrolladas por las mujeres porteadoras para sobrevivir a la pérdida de su forma de vida durante el cierre fronterizo y explorar cómo las transformaciones a nivel macro de las regiones fronterizas han condicionado estas estrategias. Para ello, se ha utilizado un planteamiento cualitativo que permitiera desvelar cómo se construye esta nueva realidad siguiendo los preceptos de la Teoría Fundamentada enunciada por Glaser y Strauss (1999). Este método busca detectar similitudes y diferencias en los datos, que pueden llegar a encontrar patrones de comportamiento en torno a procesos sociales (Trinidad Requena et al., 2012).

La técnica de producción de datos principal fue la observación participante y no estructurada (Bryant & Charmaz, 2019) que se realizó en verano de 2021. Durante este tiempo diariamente se mantuvo contacto con trabajadoras transfronterizas y profesionales que las atendían como usuarias en una ONG de Melilla. También se mantuvieron conversaciones informales con otros trabajadores transfronterizos (por ejemplo, camioneros). Dicho contacto permitió elaborar un diario de campo con experiencias variadas acerca del funcionamiento del circuito transfronterizo. Además, esta estrategia posibilitó un contacto continuado con distintas situaciones de porteo al seguir la estrategia de bola de nieve.

Dada la irregularidad asociada al trabajo del porteo junto con la imposibilidad de la captación directa en su contexto laboral dado el cierre fronterizo, se combinaron varias estrategias para acceder a la población “oculta por elección” (Noy, 2008). El fin no era obtener una muestra representativa, sino encontrar diversas experiencias en primera persona y dar cuenta de su contexto (Bertaux, 2005). Para ello se ha puesto el foco de atención en la población más representativa del porteo en la frontera Melilla-Nador y las consecuencias del cierre fronterizo. Así, en línea con lo establecido por la Teoría Fundamentada, el muestreo no implica una representación de una población, sino que aspira al desarrollo de una categoría teórica (Charmaz, 2012). Los perfiles entrevistados fueron:

El análisis de los datos, que en la metodología basada en la Teoría Fundamentada tiene lugar de manera simultánea con la producción de datos, comenzó con la transcripción de la primera entrevista y la codificación abierta (línea a línea), y se complementó la información con el diario de campo producido en el proceso de observación. En este proceso se comparó continuamente, buscando saturar las categorías emergentes y sus propiedades con datos. Se buscó la variación de dichas categorías y las relaciones que se producen entre las mismas. Con el fin de llenar dichas categorías, se fueron escribiendo memos para estructurar el guion de las entrevistas y observaciones sucesivas. En todo el proceso de recogida y análisis de datos se utilizó el software Atlas.ti 9.

Tras la primera fase de codificación, se comenzó la segunda fase de la codificación selectiva relacionando categorías y jerarquizándolas, lo cual permitió alcanzar un mayor estadio de abstracción analítica (Charmaz, 2006). Así, al seguir los cánones de la Teoría Fundamentada, la información recogida ha permitido elaborar un esquema teórico (véase Tabla 1) que responde al objetivo del artículo (Foley et al., 2021). El proceso de codificación continuó hasta alcanzar la saturación del código en vivo que emergió como categoría central: “Si no tengo esto, no tengo nada”.

Además, el trabajo con las categorías permitió visibilizar dos procesos sociales básicos (PSB) que permiten la construcción de un modelo multinivel al combinar en el análisis el eje macrosocial. Este enfoque conecta la estructura social con la interacción social, y entiende la necesidad de romper las tensiones macro-micro al considerar las realidades de la estructura y las experiencias de los individuos como un continuo (Magliano, 2015). El primer PSB “Redefiniendo la transfrontericidad”, se relaciona con el contexto macro de las regiones fronterizas en los últimos años, y “Huyendo hacia delante: mujer, trabajadora y transfronteriza”, hace referencia a la capacidad de agencia de estas mujeres desde su posición en la estructura (véase Tabla 1).

Tabla 1. La emergencia de la categoría central: “Si no tengo esto, no tengo nada”
Códigos sustantivos Códigos conceptuales PSB
1. Consecuencias (desiguales) del cierre temporal de la frontera Destrucción del estilo de vida fronterizo tradicional Redefiniendo la transfrontericidad
1.1. Singularidad fronteriza Melilla-Nador
1.2. Destrucción de empleo
1.3. Expulsión no intencional de los mundos vitales
1.4. Privación de servicios
1.5. Separación de familias
2. Restructuración económica en Nador Reconfiguración de la región fronteriza de Nador
2.1. Inversión económica en Nador
2.2. Relaciones tensas España-Marruecos
2.3. Fin del comercio atípico
3. La “servidumbre” del porteo como último recurso Trayectoria en la frontera marcada por la triple discriminación Huyendo hacia delante: mujer, trabajadora y transfronteriza
3.1. Mano de obra precaria desde el Sur Global
3.2. Porteadoras como cabeza de familia: proveedora frustrada
3.3. Ruptura del rol tradicional de mujer
3.4. “Sacar un trozo de pan de la boca de un león”: condiciones del porteo
3.5. Trayectoria laboral feminizada de porteadoras
3.6. Segmentación por género en el porteo
4. Decisión migratoria
4.1. La desigualdad de la frontera como oportunidad laboral
4.2. Migración tras el cierre de frontera
4.3. La red de apoyo como clave en la decisión
5. Disponibilidad de red de apoyo/recursos Supervivencia feminizada: las opciones tras el cierre de frontera
5.1. El valor de la familia
5.2. Valores de solidaridad de la comunidad
5.3. Desprotección social
6. Búsqueda de recursos económicos tras el cierre fronterizo
6.1. Trabajos precarios feminizados
6.2. Venta o cambio de propiedades
6.3. Mendicidad
6.4. Obstáculos
7. Orientación hacia el futuro
7.1. Enfrentándose a la incertidumbre
7.2. Destino vinculado a la frontera
7.3. Posibilidad de nuevas opciones laborales con el establecimiento de fábricas en Nador

Redefiniendo la transfrontericidad

Destrucción del estilo de vida fronterizo tradicional

El cierre repentino, el 14 de marzo de 2020, de la frontera ante la crisis provocada por la COVID-19 trajo como consecuencia directa la destrucción de miles de empleos desempeñados por miles de personas que cruzaban la frontera en los días laborales.4 Se calcula que esta cifra ascendía aproximadamente a 20 000 personas; si se tiene en cuenta que la población de Melilla es levemente mayor a 80 000 personas (Instituto Nacional de Estadística, s. f.), estos flujos tenían un gran peso en la economía de la ciudad. De hecho, dado el gran volumen de estos cruces y la asiduidad, antes del cierre se desarrolló en este espacio un circuito comercial institucionalizado y un mercado laboral transfronterizo (Ananou & Jiménez Bautista, 2016).

Esto se relaciona con la excepción que tiene España al convenio Schengen, que establecía que, concretamente en Melilla, los marroquíes que residían en la provincia de Nador podían entrar en la ciudad sin disponer de un visado. […] En ningún caso podían pernoctar en la ciudad. (DTE)

Dada esta particularidad, se mantenía un fuerte control fronterizo desde estas ciudades al resto de España para asegurar que ningún transfronterizo marroquí pudiese acceder irregularmente a Europa (Ferrer-Gallardo, 2008); la frontera del Norte Global se mantenía “defendida” (Paasi, 2011). Esta política de filtraje (Ferrer-Gallardo & Gabrielli, 2018) en la frontera con ciertas personas y mercancías propició la emergencia de un “comercio atípico”, dentro del que se encuentra el porteo peatonal; así, se bloqueaban las migraciones, pero se permitían los movimientos circulares o trasfronterizos. La institucionalización de este comercio era tal que uno de los cuatro pasos fronterizos entre Melilla-Nador se mantenía habilitado para dicha actividad: Beni Enzar hasta 2018, en el cual estaba establecida la aduana comercial hasta su cierre ese mismo año, y desde entonces hasta el cruce fronterizo Barrio Chino. En comparación, por el paso Farhana se realizaba el comercio transfronterizo masculino en bicicleta o vehículos propios.

Este comercio y el flujo de personas a través de la frontera ha convertido el comercio en el motor de la actividad económica de Nador, repercutiendo también en otros sectores de forma indirecta (Ponce Herrero & Martí Ciriquián, 2019). De hecho, estas dinámicas no solo beneficiaban a esta provincia, sino que este comercio suponía un componente vital de la economía de la zona septentrional de Marruecos (White, 2003). También este sector era esencial para Melilla, cuyos comerciantes encontraban un mercado para distribuir los productos. Si bien es complicado hacer una estimación dado los flujos informales de la mercancía, el presidente de la Confederación de Empresarios y de la Asociación de Comerciantes de Melilla refiere que en 2020 alrededor de 70% de las mercancías que eran importadas a Melilla iba a parar a Marruecos (Felipe, 2022). De hecho, la actividad industrial y del sector primario en Melilla es prácticamente nula y la mayoría de las empresas se dedican a la actividad comercial (Ciudad Autónoma de Melilla, 2021).

Otra ventaja para la economía melillense era el gran volumen de mano de obra a bajo coste que entraba en los días laborales. Así, la relación entre regiones mutuamente beneficiosa:

A los trabajadores transfronterizos les beneficiaba porque disponían de un modo de vida que no tenían en Marruecos […]. En España, se generaban beneficios para los empresarios que conseguían una fuerza de trabajo no tan exigente, más económica, más dócil… (DTE)

Esta realidad configuró un mercado dual de trabajo en Nador en el cual los trabajadores transfronterizos ocupaban puestos precarios con bajos salarios y condiciones difícilmente asumibles por los locales, una dinámica también encontrada en Ceuta (Fuentes Lara, 2016). Por eso, las consecuencias de este cierre han repercutido de forma diferente en ambas regiones, no solo por la naturaleza de su trabajo, sino por la diferente protección social ante la pérdida del empleo según el país de origen:

Los trabajadores transfronterizos que estaban incluidos en las empresas han sido incluidos en ERTE5, pero no están recibiendo ningún tipo de prestación de España, porque los trabajadores transfronterizos no pueden recibir las prestaciones por desempleo porque no son residentes […]. Los trabajadores transfronterizos que se han quedado al otro lado de la frontera lo han estado pasando muy mal. (DTE)

El cierre de la frontera también supuso para la población marroquí la privación de ciertos servicios a los que tenían acceso a través del cruce a Melilla, como la atención sanitaria en el lado de la frontera con un mayor nivel de servicios públicos (Liberona Concha et al., 2017), o la asistencia a centros educativos: Hay niños que han dejado de estudiar porque a sus padres no los dejan entrar” (MP2).

Además, la radicalidad del cierre fronterizo provocó que personas que habitaban de manera circunstancial un territorio que no era su lugar de residencia, asistieran a la expulsión no intencional de sus mundos vitales: “Había trabajadores transfronterizos que se habían quedado pernoctando cuando no debían, entonces se quedaron aquí atrapados en la ciudad (DTE)”; “Hay una compañera mía que se ha quedado encerrada en Melilla” (MP2). Aparte de los problemas documentales que esto conllevó, y que se solucionaron parcialmente con la expedición de prórrogas de permiso de trabajo a aquellas personas marroquíes que estaban trabajando legalmente en Melilla, en un primer momento supuso la separación de familias.

En cualquier caso, esta pausa del estilo de vida fronterizo presenta de fondo otros procesos a nivel macro que comenzaron antes a la aparición de la COVID-19 y que ya apuntaban cambios en la movilidad entre territorios: “En caso de que volvieran a abrir, ya nos han avisado las autoridades marroquíes y las autoridades españolas que la frontera jamás va a volver a ser como antes” (MP2).

Reconfiguración de la región fronteriza de Nador

Previamente al cierre de la frontera por el coronavirus, el gobierno marroquí había iniciado un proceso para acabar con el comercio atípico en la frontera, dentro del cual se engloba el porteo. Una de las razones con mayor peso es la intención de Marruecos de cobrar aranceles de las mercancías, que pierde con el paso atípico de esta por la frontera. La intención de impulsar económicamente la región oriental se refleja en la Iniciativa Real de desarrollo de la región oriental en 2003 y sucesivos planes estratégicos de inversión en la zona del Rif (United Nations, 2012).

Dentro de estos planes, se destaca la ampliación del puerto de Beni Enzar, la construcción de un nuevo puerto comercial en Nador oeste (Puerto Nador West-Med) (véase Figura 1) y la instalación junto a este puerto de una zona de exportación de alrededor de 5 000 hectáreas para establecer actividades industriales en el marco de la Estrategia Nacional Portuaria con horizonte a 2030 (Ministère de l’Equipement et de l’Eau, 2018). Si bien los ciudadanos de la región ven estos avances como una oportunidad de empleo, no lo contemplan como una opción a corto-medio plazo: “Las inversiones van muy despacio. La mayoría de las empresas están estudiando el terreno, van a abrir muchas fábricas, van a abrir un puerto nuevo aquí en la zona de Nador” (MP2).

Figura 1. Mapa de Melilla y puertos cercanos de la provincia de Nador
Fuente: elaboración propia a partir del programa Atlas.ti
Nota: Puerto Beni Enzar (1) junto al paso fronterizo Barrio Chino (2), y Puerto Nador West-Med (3)

El proyecto del puerto Nador West-Med pretende atraer capital extranjero a través de la disponibilidad de mano de obra a bajo coste y ventajas fiscales en una operación similar a la realizada en Tánger (Trinidad Requena et al., 2019). Una vez más, se apuesta por un modelo de desarrollo económico basado en la atracción de inversión extranjera (Soriano et al., 2016) bajo la presunción de paliar desempleo estructural y la informalidad del empleo que sufre la región (Lakhloufi & El Majidi, 2021).

En este contexto de desarrollo industrial y económico en la región de Nador, el comercio atípico desde Melilla supone un problema para el reino marroquí por la competencia de los productos exteriores al producto nacional. Esta es una variable que los Estados tienen en cuenta a la hora de regular la porosidad de sus fronteras a la mercancía (Oladopo et al., 2021). De hecho, desde hace tiempo el control fronterizo era cada vez mayor en Melilla, Marruecos había acabado con el comercio atípico en Ceuta ya en 2019; lo único que ha provocado la COVID-19 ha sido acelerar el proceso de normalización de la situación.

La operativa era la siguiente: los porteadores entraban a la ciudad, cogían las mercancías y las pasaban a Marruecos sin pagar ningún tipo de arancel. Esto para la economía marroquí no es aceptable, pues porque no cobran los impuestos correspondientes. Ya en los meses anteriores al cierre el cruce de fronteras se volvió más complicado porque los policías marroquíes empezaban a ser más escrupulosos y no dejaban pasar grandes cantidades de mercancías, en muchas ocasiones la requisaban. (DTE)

Además de la exención de visado para los residentes de Nador, otros factores que condicionaron la existencia de este contrabando y la intención de Marruecos de intensificar los controles es el régimen fiscal de Melilla y su posición comercial estratégica, características que comparte con Ceuta. Ambas ciudades no forman parte del territorio aduanero de la Unión Europea y la importación de mercancía está sujeta a gravámenes diferentes que en el resto de España. Por ejemplo, estos productos se gravan con el IPSI (Impuesto sobre Producción, Servicios e Importación), que oscila entre 0.5% y 10% del valor de la mercancía. Este impuesto de importación es menor que el IVA, que es el habitualmente aplicado en el resto del territorio español (desde 4% hasta 21%) (González Fernández & López-Guzmán Guzmán, 2009).

Así, importar la mercancía a través del puerto de Melilla en lugar de directamente a Marruecos resultaba muy atractivo dado el ahorro en impuestos por importación. De hecho, el puerto franco de Melilla es la vía de intercambio de mercancías más importante de la mitad oriental de Marruecos y que mantiene la economía de la provincia de Nador (Ponce Herrero & Martí Ciriquián, 2019). El último problema que debían resolver los comerciantes de ambos lados de la frontera era cómo reducir costes al trasladar la mercancía que llegaba al puerto de Melilla para ser llevada a la provincia de Nador. La respuesta fue a través del “comercio atípico” camuflado como equipaje personal6 y, concretamente, tal y como se narra en la entrevista, a través de las mujeres porteadoras (Fuentes-Lara, 2019), las cuales cada vez sucedían con más restricciones y controles en los últimos años.

Al igual que señalan Ananou y Jiménez Bautista (2016), otros factores que aparecen en el transcurso de la investigación es la gran tensión existente entre Marruecos y España por la reclamación de soberanía de Marruecos sobre Ceuta y Melilla. Esta tensión se ha agudizado en los últimos años por episodios como la acogida del líder del Frente Polisario en el marco del conflicto por el Sáhara. Sin embargo, se espera un nuevo periodo de negociaciones para la reapertura de las fronteras de Ceuta y Melilla y otras cuestiones tras el encuentro, en abril de 2022, entre el presidente de España y el Rey de Marruecos (La Moncloa, 2022).

Por lo tanto, se entremezclan intereses económicos y políticos en la decisión de acabar con el comercio atípico, al ser cada vez más restrictivo en el cruce de mercancía de forma alegal:

Pasar mercancía nunca va a volver a ser como antes porque el cierre de la frontera es la consecuencia de la confrontación política entre Marruecos y España, España con Argelia contra Marruecos, y Marruecos le saca… cerrando la frontera. (MP2)

El desarrollo de esta nueva industria e infraestructura junto con los cambios que se esperan en las nuevas restricciones en el paso de personas y mercancías en la frontera parece que van a reconfigurar la circulación de personas, aunque darán lugar a otras oportunidades laborales en la región de Nador. Pero, ¿cómo responden las personas más afectadas por esta reconfiguración de la transfrontericidad que quebranta su forma de vida?


Huida hacia adelante: mujer, trabajadora y transfronteriza

Este PSB permite visibilizar la capacidad de agencia de los actores locales Para enmarcar esta agencia se muestran las estructuras de subordinación que operan de manera interseccional, y que en la mayoría de los casos se encuentran íntimamente conectados con el sistema económico capitalista que caracteriza al sistema global a través de múltiples expulsiones (Sassen, 2015).

Trayectoria en la frontera marcada por la triple discriminación

Si bien en este artículo se comparte con Fuentes Lara (2016) la idea de que las porteadoras no son un grupo homogéneo, presentan características que ayudan a identificar un perfil: mujeres entre 30 y 60 años, con bajo nivel formativo y cargas familiares relevantes, sin posibilidad de conciliar: “En total somos 29 personas en la casa: mis padres, mis cuatro hermanas… Yo soy la mayor de mis hermanas. He asumido la responsabilidad de mantener a la familia” (MP2).

De este modo, ser cabeza de familia aparece como determinante en la investigación. La responsabilidad de mantener a una familia emerge como motivación indispensable a la hora de comenzar a trabajar como porteadora (“voy a cambiar de vida por mi hija”), al mismo tiempo que limita sus opciones, como puede ser emigrar o buscar trabajos con horarios poco flexibles.

Pero, ¿qué circunstancias han llevado a estas mujeres a esta situación que Sassen (2003) denomina de “servidumbre”? En primer lugar, en la sociedad marroquí existe una clara distinción entre los roles asignados a hombres y mujeres. Si bien se reconoce la igualdad en el ámbito laboral en el Código del Trabajo de Marruecos, al mismo tiempo considera que el lugar más adecuado en el que las mujeres pueden desarrollar su rol de madres, esposas y cuidadoras es dentro de su hogar (Soriano Miras & Fuentes Lara, 2015). En atención de nuevo al Índice de Desarrollo Humano, solo 21.4% de las mujeres forman parte de la fuerza de trabajo nacional, mientras que los hombres alcanzan 70.4% (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2019).7 Pero si bien los roles de género condicionan la entrada al mercado laboral de las mujeres, se añade un segundo obstáculo como es la brecha educativa.

Respecto a estudios, normalmente suelen ser mujeres sin estudios o un nivel educativo bajo, porque no es que se prime en Marruecos la educación femenina. Normalmente a los 11-12, cuando te viene la regla, las sacan y se ponen a hacer tareas del hogar. Los testimonios que yo conozco, en las zonas menos rurales y más urbanitas sí que está más reglada. (RS)

Los niveles de alfabetismo entre los mayores de 15 años se sitúan en 83.3% para los hombres y 64.4% en el caso de las mujeres (Institute for Statistics, 2015). Así, la situación estructural de estas mujeres que parten con un bajo nivel formativo, baja clase social, y fuera del estado civil modélico las lleva a trabajar en sectores precarizados, y, por ende, feminizados. Se convierten en lo que Amorós (2005) define como la figura de la “proveedora frustrada”; es decir, trabajadora del hogar invisible y sin remuneración, y al mismo tiempo que trabajadora “genérica” para la globalización neoliberal con un salario concebido para ser secundario para el hombre y mayores niveles de precariedad. Se produce una doble explotación: por el sistema económico capitalista y por el sistema patriarcal en el ámbito doméstico (Cobo, 2005; Fajardo Fernández et al., 2022).

De esta forma, la trayectoria laboral de estas mujeres previa o alternamente al porteo ha estado enmarcada en sectores feminizados, sectores que aparecen como alternativa cuando se pierde la opción de trabajar como porteadora: “Y yo hablando con porteadoras, me decían ‘es que me dedico a esto o me dedico a limpiar casas’ […], y por otro lado había otras mujeres, sobre todo las más jóvenes, que decían ‘me meto a prostituta”” (RS).

Aunque se ha encontrado que los hombres se han incorporado de manera gradual al trabajo del porteo, este es todavía un trabajo feminizado:

Y, ese era el contrabando a pie que normalmente lo hacen las mujeres, y luego está el que se hacía por Farhana, que es el contrabando mayoritariamente que conducen, porque son más hombres que mujeres los que conducen, y cargan los coches de fardos o lo que sea, y cruzaban con los coches por Farhana. El contrabando masculino tradicionalmente es con vehículos. (RS)

Así, se desarrolla un doble mercado dual: por un lado, los trabajos precarios reservados a los trabajadores del Sur Global, y, por el otro, dentro de esta categoría, se produce una segmentación por género, donde las mujeres optan a un número mucho más reducido de sectores con niveles mayores de precarización (De la O Martínez, 2008). Es más, en el contexto de la sociedad marroquí, tradicionalmente parece haber cierto pudor a la hora de que una mujer afirme que desempeñaría el mismo trabajo que un hombre (Soriano Miras, 2006). Esta división por género también fue encontrada por Fuentes Lara (2016) en el caso de Ceuta, donde hay actividades laborales transfronterizas masculinizadas, como la hostelería y la construcción; y feminizadas, como el trabajo doméstico y de cuidados, y prostitución.

Las experiencias cotidianas del porteo peatonal se resumen en largas horas de cola cargando a la espalda fardos de más de 70 kilos, agresiones en la frontera, abusos de las autoridades, empujones, avalanchas, que en ocasiones han dado lugar a muertes en la frontera, y un modo de “ganarse la vida” caracterizado por una total incertidumbre: “Las condiciones son muy complicadas. Es como meter la mano en la boca de un león para sacar un trozo de pan” (MP2).

Las condiciones laborales en este empleo violaban sistemáticamente los derechos humanos de las porteadoras y no estaba regulado ningún tipo de medida de seguridad dado el marco de alegalidad en el que se desarrolla este trabajo. Estas violaciones de sus derechos se producen en contra de tratados y convenciones internacionales firmadas por ambos países (Soriano Miras & Fuentes Lara, 2015).

No obstante, a pesar de estas condiciones y de que el trabajo como porteadora no se percibe como proceso de empoderamiento de estas mujeres, la inserción laboral se configura como el primer paso para dicho empoderamiento según Mernissi (2000). Esta investigación muestra cómo el espacio cotidiano de las porteadoras no está vinculado a una figura masculina como proveedor principal, y deja ver en estas mujeres otras agencias femeninas ocultas o imperceptibles (Aixelá, 2008): “normalmente el perfil de las porteadoras son mujeres solas, en el sentido de viudas, repudiadas, divorciadas o que el marido está impedido” (RS).

Por eso, y sin dejar de considerar las condiciones deplorables del porteo, este se divisa como una oportunidad de abandonar otros trabajos, como la prostitución, o evitar la dependencia de un hombre proveedor: “Estoy orgullosa, ahora soy una mujer trabajadora […]. Yo ya no quiero hombres” (MP1). Así, habitar la frontera permite a las mujeres cuestionar los patrones patriarcales impuestos y habitar espacios públicos tradicionalmente masculinizados, al ser “un lugar ambivalente de desigualdad y oportunidad” (Magalhães, 2021, p. 19).

Dentro de este proceso de agencia, muchas de estas mujeres cuando se han visto sin recursos decidieron migrar desde diferentes puntos de Marruecos atraídas por las oportunidades laborales que ofrece la frontera. Sin embargo, reducir esta decisión a una cuestión económica o laboral sería simplista, ya que entran en juego otras variables a tener en cuenta, como la estrategia familiar o las redes sociales. Estas decisiones están mediadas por el género (Domínguez Amorós & Contreras Hernández, 2017), ya que estas mujeres en muchas ocasiones tenían que considerar sus tareas de cuidado dentro de sus estrategias:

Las que son de zonas más lejanas con las que he hablado, normalmente venían a las cercanías de Nador o Melilla porque tenían una red de apoyo, de amigos o familia, venían con los hijos y los mayores y se quedaban una temporada. Ahora con el cierre de frontera hay algún caso que ha decidido quedarse aquí, porque es la única red de apoyo que tienen. (RS)

Estas migraciones sin la presencia de una pareja varón rompen con la idea de que la mujer marroquí emigrante acompaña a la familia (Oso, 2018; Solé, 1994). En el contexto transfronterizo muchas de ellas toman la decisión de migrar llevando consigo a sus familiares a cargo, rompiendo ─de nuevo─ con las tradiciones sociales.

Pero en la situación de cierre fronterizo se hace muy complicada la supervivencia, por lo que algunas de las mujeres, que en su momento tomaron la decisión de migrar hacia la frontera buscando oportunidades laborales sin una red de apoyo, han decidido volver a su lugar de origen, buscando, de nuevo, apoyo de su red familiar. “(…) luego hay otras que han vuelto a Casablanca o Fez, los casos que conozco, porque dicen ‘aquí no tengo trabajo’, y allí tienen su red familiar, como abuelos” (RS) o de apoyo social: “la red familiar es todavía muy importante, y la red de amigos y vecinos, la red comunitaria, por decirlo de alguna forma” (RS). Ahora bien, esta ayuda es temporal. A la espera de la apertura fronteriza que no llega nunca, estas mujeres empezaron a buscar alternativas para subsistir.

Supervivencia feminizada: las opciones tras el cierre de frontera

Si bien entre marzo y abril de 2020 hubo protestas sociales moderadas en Nador por el cierre de fronteras, no hubo una respuesta estructural del gobierno marroquí para dar protección social a las miles de personas que habían perdido su trabajo, lo que ha provocado que las mujeres, en su mayoría cabezas de familia, hayan tenido que buscar alternativas. El proceso de incertidumbre se ha mantenido constante desde el repentino cierre de la frontera, y algunas de estas mujeres ven la reapertura de esta como su única opción laboral: “Las mujeres que trabajaban conmigo, la mayoría, están ocupadas en buscar el subsidio en el día a día” (MP2).

Si bien se vive una creciente institucionalización de un proletariado global en “el Sur”, caracterizado por la feminización de la precariedad, en el siglo XXI dicha situación se está convirtiendo en una “feminización de la supervivencia”, según acuñó Sassen (2003), ya que las personas que viven en condiciones de pobreza extrema son en su mayoría mujeres. Además de recaer sobre ellas las tareas de reproducción y cuidado, por la necesidad de buscar ─y encontrar─ alternativas para garantizar su propia supervivencia y las de las personas a su cargo, deben emplearse en la economía informal, obteniendo empleos más desregularizados con peores condiciones, estatus y sueldos (Solé & Parella, 2003). En el proceso de subsistencia, el trabajo informal, la prostitución y la emigración, entre otras, se convierten en alternativas para las mujeres (Lopera Mesa & Hillón Vega, 2015).

La supervivencia no es solo un concepto teórico, sino que se configura como el fiel reflejo de la situación actual de las mujeres con bajo nivel formativo y cargas familiares relevantes ubicadas en contextos transfronterizos: Entrevistador (E): “¿Y ellos tenían algún tipo de ahorro o familiar que les ayudase?”, MP3: “Nada. Mi amiga ha llegado a pasar hambre”. El porteo era un empleo que no permitía ahorrar, solo “vivir día a día”.

Las estrategias de supervivencia son básicamente dos: (1) regresar al anterior lugar de residencia, (2) mantener el lugar de residencia en Nador, y buscar otras alternativas en estos dos años. En algunos casos, se trataba de trabajos precarios e inestables de sectores feminizados, como el trabajo doméstico a través de “hacer la parada”8 o la prostitución, aunque también algunas han buscado trabajo en el campo y se han dedicado a la venta de verduras: “Pero hacer la limpieza... igual te pagan para una hora, o en el mejor de los casos un día, no para contratarte como aquí [Melilla], ¿entiendes?” (MP2).

Cuando las opciones para encontrar un trabajo se reducen debido a la imposibilidad de la conciliación familiar o la imposibilidad de encontrar un empleo u otra fuente de ingresos, la mendicidad y la venta de objetos personales aparecen como otras estrategias complementarias de supervivencia: “Las mujeres que trabajaban conmigo, muchas veces para sobrevivir, han tenido que vender todos sus muebles para pagar el alquiler y para ir tirando” (MP2). A pesar de sus esfuerzos, muchas mujeres porteadoras y sus familias se han visto comprometidas a la hora de cubrir sus necesidades básicas, y no solo de comida, sino también de vivienda:

Han vuelto a una casa vieja, del abuelo del marido. Vieja. Y están viviendo ahí, porque no pueden pagar el alquiler […]. Pero ahora en esta casa... la luz se la han dado ya los vecinos con un cable, pero ni agua ni nada. (MP3)

En esta situación de supervivencia, cuando se produjo el cierre, aparece una ventaja comparativa en estar en Melilla y no en Nador: “si cuando cierra la frontera estás en Melilla, tienes comida” (MP1). De la misma forma, aparecen diferencias en las estrategias de supervivencia si la porteadora estaba en el territorio español en el momento del cierre fronterizo, tanto por la existencia de asociaciones para recibir ayuda, como por la disposición a buscar trabajos “masculinizados”, como puede ser lavar coches.

Finalmente, entre otras estrategias laborales aparece la industria y transportes, aunque el volumen de empleo resulta insuficiente, por encontrarse la industrialización de esta zona en su fase inicial:

Algunas mujeres han encontrado trabajo porque en Marruecos se abrió una fábrica de tratamiento de ropa usada y otra fábrica de tratamiento de gambas […]. La fábrica textil esa, de tratamiento de ropa usada, ha dado trabajo solamente a ciento veinte personas, casi nada. (MP2)

En cualquier caso, la aparición de este nicho laboral no tiene un claro correlato en el destino de estas mujeres:

Esa fábrica textil con empleos directos e indirectos iba a contratar creo que a la larga la última cifra es mil puestos de trabajo […] una gran parte de esos mil puestos son para mujeres, entre empleos directos e indirectos, pero también para hombres de conductores, transportistas, maquinaria o lo que sea. (RS)

Mientras se produce la apertura de estas fábricas, muchas de las porteadoras permanecen a la espera de la reapertura de la frontera. De hecho, si bien aún se están negociando las condiciones de reapertura, la delegada del Gobierno de Melilla comunicó en mayo de este 2022 que, aunque estuviese cercana esta reapertura, España pretende que esta no se produzca en los mismos términos, haciendo referencia explícita al porteo: “La imagen de miles de porteadoras o esas imágenes que veíamos en la frontera de Farhana no van a sucederse y van a entrar unos perfiles muy concretos” (Delegación del Gobierno en la Ciudad de Melilla, 2022). Así, en el imaginario colectivo cobra cada vez más presencia la dificultad de volver a las mismas condiciones en las que trabajaban antes del cierre fronterizo:

E: Claro, si vuelve a abrir la frontera, ¿volverán al porteo?
MP3: Si llega a estar la frontera como estaba... claro que sí.
E: ¿Y tú crees que va a volver a estar como estaba?
MP3: [ríe] No creo.


A modo de conclusión: la supervivencia de las porteadoras en el marco de la globalización

El objetivo de este artículo fue explorar las estrategias de supervivencia de las mujeres porteadoras marroquíes durante el cierre de la frontera Melilla-Nador. Al mismo tiempo, se han analizado los procesos macro en los que estaban sumergidas las regiones fronterizas, con lo que se pudo analizar cómo lo global afecta a lo local. El cierre fronterizo ha revelado la existencia de dos procesos sociales asociados al porteo peatonal: Redefiniendo la transfrontericidad y Huyendo hacia delante: mujer, trabajadora y transfronteriza. Respecto al primero, el cierre de frontera pone fin a los cruces formales entre las regiones fronterizas y a la visión de la desigualdad de la frontera como una oportunidad laboral.

En estos años atrás, se han producido cambios económicos y en la provincia de Nador ─como, por ejemplo, la próxima apertura del puerto Nador West-Med y la localización de tejido industrial a su alrededor─, que hacen que las condiciones en el cruce fronterizo no vuelvan a ser las establecidas antes del cierre. Además, las tensas relaciones entre los países implicados van a influir en estas negociaciones. Todo apunta a que los controles serán más exhaustivos, a que se replanteará la entrada libre entre las regiones para los ciudadanos empadronados, y se acabará con el comercio atípico con la intención de Marruecos de importar la mercancía directamente a través de sus puertos. Esto supondrá no solo el fin del estilo de vida fronterizo, sino la pérdida de la propiedad de transfrontericidad, por lo que habrá que estudiar las dimensiones de la nueva situación.

Este fenómeno se engloba dentro de las dinámicas propias de la globalización que favorecen modelos de desarrollo muy particulares, como es la relocalización de empresas en fronteras entre el Norte y el Sur Global (Trinidad Requena et al., 2019). Este proceso se encuentra bastante adelantado en la provincia de Nador y promueve que Marruecos defienda sus intereses económicos en las negociaciones de las condiciones de la reapertura de la frontera.

La pausa, fin o reconfiguración de esta transfrontericidad tiene un impacto directo en los actores locales, empezando por los trabajadores transfronterizos que cruzaban a diario la frontera para desarrollar su empleo. Entre ellos, se encuentran las mujeres porteadoras, las cuales están en una posición de especial vulnerabilidad; no solo se veían obligadas a realizar este trabajo cargando fardos de hasta 70 kilos sin ningún tipo de protección o derecho, sino que los ingresos que recibían eran inestables, bajos, sin posibilidad de ahorrar, y que en muchas ocasiones iban destinados a mantener a una familia extensa.

La triple intersección (mujer, trabajadora y transfronteriza) limita las opciones laborales de estas mujeres, que ya presentaban una trayectoria laboral previa muy precaria y en sectores feminizados, marcada también por escaso nivel educativo. De hecho, ya dentro del porteo, las condiciones para las mujeres eran más duras dado que lo hacían sin vehículos, como era común entre los hombres, y peor pagado. Como estrategia de supervivencia para ellas y los suyos, se ven obligadas a buscar otras alternativas, de donde emerge el segundo PSB Huyendo hacia adelante: mujer, trabajadora y transfronteriza.

A medio plazo, las salidas laborales más accesibles en la provincia de Nador corresponden a los de trabajadora genérica sin formación, bajos sueldos y condiciones laborales precarias, como el trabajo de cuidados; sin embargo, dada la alta oferta de mano de obra en la provincia tras destruirse los empleos transfronterizos, incluso acceder a estos empleos mal remunerados era difícil. Por otro lado, si bien las mujeres e inmigrantes tenían una mayor posibilidad de formar parte de este “proletariado global” (Fraser, 2010), en el contexto fronterizo emergen situaciones concretas, como el trabajo en empresas relocalizadas en el Sur Global de industria textil u otros productos de exportación, un sector consolidado en la región de Tánger (Kopinak et al, 2020; Naïr & El-Khamlichi, 2016; Soriano et al., 2016). No obstante, se necesitará investigar la implementación de estas empresas y sus condiciones laborales en la región de Nador para ver si presentan similitudes con otros procesos de liberalización y precarización laboral en contextos similares.

Durante el cierre fronterizo, la supervivencia se volvió más complicada por la limitación de sectores laborales a los que pueden acceder, una supervivencia que no es solo propia de estas mujeres, sino que se está feminizando a nivel global. Además de estos trabajos feminizados, otras estrategias de supervivencia que han emergido son: la migración, el apoyo de la red familiar y comunitaria, la venta de propiedades personales o la mendicidad. La necesidad de encontrar un medio de subsistencia alternativo a la precariedad del porteo se refleja claramente a través del siguiente código “in vivo”: “Si no tengo esto, no tengo nada”.

Agradecimientos

Esta investigación se ha realizado en el marco del proyecto financiado Los procesos sociales en la tienda virtual: La compra de ropa de vestir después de la COVID-19, por la Junta de Andalucía (2021-2022) (Código: PY20_00343). Además, la participación de la doctoranda Lucía Granda está financiada por el Ministerio de Universidades de España a través del programa de Formación de Profesorado Universitario (FPU).


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Notas

1 El 22 de mayo de 2022 se volvió a abrir esta frontera bajo la Orden INT/424/2022, de 13 de mayo, aunque con cambios sustanciales en las condiciones de cruce, muchos de ellos contemplados en este trabajo. Destacan la restricción de paso solo a aquellos trabajadores/as transfronterizos con contrato laboral de 40 horas semanales y la prohibición de paso de mercancía. Así, pese a estar la frontera de nuevo abierta, las mujeres porteadoras siguieron sin poder recuperar su medio de vida.

2 Sassen (2003) argumenta que como consecuencia de la globalización económica y la internacionalización de la producción manufacturera se constituye un proletariado global en condiciones de sobreexplotación formado en su mayoría por mujeres e inmigrantes.

3 Relato obtenido a través de una amiga que actuó como mediadora/intérprete por falta de conocimiento de un idioma común.

4 Marruecos anunció el cierre fronterizo de manera unilateral el 13 de marzo de 2020. España reguló el cierre de su frontera una semana más tarde con la publicación de la Orden INT/270/2020, de 21 de marzo.

5 Expediente de Regulación Temporal de Empleo por el que el empresario puede suspender o reducir el contrato de trabajo de sus trabajadores de forma temporal; esta herramienta fue ampliamente utilizada en España durante el confinamiento a raíz de la COVID-19.

6 El Decreto Ley 1-77-339, de 9 de octubre de 1977, que regula la entrada de bienes a Marruecos establece que cualquier persona que atraviese la frontera con mercancía no cuenta con limitación de peso mientras cumpla con el requisito de llevarla sobre su cuerpo.

7 A la hora de considerar estos datos es preciso tener en cuenta que el sector informal alberga al menos tantos trabajadores como el sector formal en Marruecos, en donde la participación en la economía informal es mucho mayor en el caso de las mujeres (Fiedler et al, 2014).

8 En Marruecos es común que los trabajadores se reúnan en un punto concreto en el que los empleadores acuden a ofrecerles un trabajo informal; normalmente estos empleos son para una sola jornada laboral e incluso para algunas horas.

Lucía Granda
Española. Graduada en sociología por la Universidad de Granada (España). Profesora-investigadora predoctoral en el Departamento de Sociología de la Universidad de Granada (España) en el marco del programa de Formación de Profesorado Universitario (Ministerio de Universidades). Miembro del grupo de investigación SEJ-129 “Problemas Sociales en Andalucía”. Líneas de investigación: género, frontera, globalización y consumo. Publicación reciente: Solís, M., Granda, L. & Fuentes-Lara, C. (en prensa). Participación femenina en el comercio transfronterizo: los casos de México-Estados Unidos y Marruecos-España. En R. M. Soriano-Miras, A. Trinidad Requena & F. Barros Rodríguez (Eds.), La economía global localizada: entre los lugares de producción y consumo. Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

Rosa Maria Soriano Miras
Española. Doctorada en sociología por la Universidad de Granada (España). Actualmente profesora titular del Departamento de Sociología de la Universidad de Granada. Vicedecana de Investigación y Posgrado. Miembro del grupo de investigación SEJ-129 “Problemas sociales en Andalucía”. Líneas de investigación: migración, globalización, género e investigación multisituada. Publicación reciente: Fajardo Fernández, R., Soriano-Miras, R. M. & Trinidad Requena, A. (en prensa). Intersections between the global economy and gender structures in the workforce in relocated indu+stries. Third Word Quarterly.



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