e-ISSN 2395-9134 |
Artículos | Estudios Fronterizos, vol. 21, 2020, e054 |
https://doi.org/10.21670/ref.2012054
Los nuevos retornados de la migración maya yucateca en Estados Unidos
The new returnees of Yucatec Maya migration in the United States
Adriana
Cruz-Manjarreza
*
https://orcid.org/0000-0001-8840-5376
Patricia
Baquedano-Lópezb
https://orcid.org/0000-0002-6507-0646
a Universidad de Colima, Centro Universitario de Investigaciones Sociales, Colima, México, correo electrónico: adrianacruz@ucol.mx
b Universidad de California Berkeley, Escuela de Educación, Berkeley, Estados Unidos, correo electrónico: pbl@berkeley.edu
* Autora para correspondencia: Adriana Cruz-Manjarrez. Correo electrónico: adrianacruz@ucol.mx
Recibido el 22 de noviembre de 2019.
Aceptado el 27 de agosto de 2020.
Publicado el 4 de septiembre de 2020.
CÓMO CITAR: Cruz-Manjarrez, A. & Baquedano-López, P. (2020). Los nuevos retornados de la migración maya yucateca en Estados Unidos [The new returnees of Yucatec Maya migration in the United States]. Estudios Fronterizos, 21, e054. https://doi.org/10.21670/ref.2012054 |
Resumen:
En este artículo investigamos la migración de retorno de niñas y niños de origen maya del estado de Yucatán que nacieron en Estados Unidos, que emigraron a México con sus familias cuando eran menores de edad entre las décadas de 1990 y 2010, y que en la actualidad (2018) son nuevos retornados en Estados Unidos. Con base en la perspectiva del retorno transnacional se analiza el retorno familiar a México, el retorno a Estados Unidos y la movilidad transnacional de esta generación. Se demuestra una gran movilidad familiar en el circuito migratorio península de Yucatán-California-Oregón; el regreso a Yucatán por causas familiares, sociales y económicas; el retorno a Estados Unidos por cuestiones económicas, educativas, y laborales; y, la integración de los nuevos retornados en las dinámicas familiares transnacionales que posibilitan la reproducción generacional y el sustento familiar en California y Yucatán.
Palabras clave:
retorno,
retorno transnacional,
nuevos retornados,
migración,
mayas.
Abstract:
In this article we analyze the migration of girls and boys of Maya origin from the state of Yucatán who were born in the United States and who emigrated to Mexico with their families when they were minors between the decades of 1990 and 2010; currently, they are new returnees in the United States. Based on the perspective of transnational return, we examine family return to Mexico, return to the United States, and transnational mobility of this generation. We demonstrate that family members and new returnees are transnationally connected in the Península de Yucatan-California-Oregon migratory circuit; that family return to Yucatan is due to family, social, and economic reasons and return to the United States happens for economic, educational, and labor motivation. Finally, we argue that the new returnees integrate in transnational family dynamics to contribute to generational reproduction and family livelihood in California and Yucatan.
Keywords:
return,
transnational return,
new returnees,
migration,
Mayas.
Introducción
En este artículo investigamos la migración de retorno de niñas y niños de origen maya del estado de Yucatán que nacieron en Estados Unidos, que retornaron a México con sus familias cuando eran menores de edad entre las décadas de 1990 y 2010, y que en la actualidad (2018) son nuevos retornados en Estados Unidos. El trabajo está dividido en tres partes. En la primera presentamos los antecedentes del retorno de la migración maya yucateca a Estados Unidos. En la segunda analizamos las causas del retorno a México. Y en la tercera nos enfocamos en el retorno a Estados Unidos. Se demuestra una gran movilidad familiar multipolar en el circuito migratorio península de Yucatán-California-Oregón; el retorno a Yucatán por causas familiares, sociales, y económicas, y a Estados Unidos por cuestiones económicas, educativas, y laborales; y que la integración de los nuevos retornados en las dinámicas familiares transnacionales, posibilitan la reproducción generacional y el sustento familiar en California y Yucatán.
Antecedentes del retorno de Yucatán-Estados Unidos
A más de treinta años de la migración yucateca a Estados Unidos tenemos la conformación de un gran circuito migratorio que conecta a tres generaciones de migrantes de varias localidades de Yucatán, a partir de redes familiares y de paisanaje en distintos estados de la Unión Americana. El origen de este movimiento migratorio internacional tiene como preámbulo la migración interna que se dio en la península de Yucatán entre las décadas de 1970 y 1980 y que disuadió la migración internacional. La apertura de la aduana en Chetumal y el desarrollo de la industria turística en Quintana Roo abrieron una serie de oportunidades de empleo para los habitantes de esta región.
Sin embargo, a principios de la década de 1990, esta migración interna se transformó en internacional. Mientras algunos yucatecos se quedaban a trabajar en la península de Yucatán, otros emigraban a California y Texas motivados por la crisis económica de la época, el desempleo en las comunidades de origen y la privatización y la venta de tierras agrícolas campesinas. Hacia finales de la década de 1980 y durante la de 1990, la migración yucateca internacional fue primordialmente masculina, económica, indocumentada y circular. No obstante, tal y como lo han demostrado algunos estudios, la migración femenina se incrementó en esta época por causas matrimoniales y familiares (Adler, 2004; Baquedano-López & Borge Janetti, 2017; Barenboim, 2013; Cruz-Manjarrez, 2019, Fortuny Loret de Mola, 2009; Lewin Fischer, 2007; Muse-Orlinof, 2014). Para finales de la década de 1990 y la de 2000 se documenta la persistencia en la migración internacional de hombres jóvenes solteros y casados, así como la inmigración de menores de edad con sus padres, y el nacimiento de niñas y niños estadounidenses con padres de origen maya yucateco (Casanova, 2011, 2016) en el área de la Bahía, California. Por consiguiente, la conformación de familias transnacionales y la presencia de familias con estatus legal mixto1 (Fix & Zimmerman, 2001) se convirtió en esta década en una realidad en Estados Unidos. En este sentido, estudios recientes sobre esta tradición migratoria han documentado que a lo largo de la década de 2010 se ha desarrollado un tipo de vida familiar transnacional y también comunitaria (Baquedano-López, 2019; Cornejo Portugal & Fortuny Loret de Mola, 2011; Cruz-Manjarrez, 2018, Lewin Fischer et al., 2012). Además, se ha demostrado que ya existen experiencias de retorno a Yucatán en la generación migrante ya sea por decisión personal o familiar (Solis Lizama, 2017, 2018).
En este estudio proponemos el concepto de nuevos retornados para referirnos a los menores estadounidenses ─la segunda generación (Portes, 1996)─ que crecieron o residieron en México al menos tres años y que hoy son retornados en Estados Unidos y que tienen la intención de asentarse ahí por un periodo significativo (cf. Faist, 2000, p. 19; Masferrer et al., 2019). Con base en la perspectiva transnacional del retorno (Cassarino, 2004; Cavalcanti & Parella, 2013) conceptualizamos el regreso de los nuevos retornados en un marco de “doble retorno”, a Yucatán y a California; y dentro en un circuito migratorio transnacional multi-polar que posibilita a los nuevos retonados trayectorias de ida y vuelta y oportunidades de integración social, escolar y laboral ─a partir de redes familiares extensas─ en México y Estados Unidos.
Metodología
Este estudio es de corte cualitativo, multi-situado (Marcus, 1995) y con un entramado de temas en torno a la movilidad humana, la economía neoliberal y las reubicaciones espaciales (Burawoy et al., 2000) que, en su conjunto, nos permite examinar cómo se articulan las migraciones, el retorno y las dinámicas familiares en circuitos migratorios regionales, nacionales y transnacionales. La perspectiva multisituada nos permite dar cuenta de cómo se tejen las experiencias migratorias individuales con las familiares en diferentes generaciones, temporalidades y lugares del circuito migratorio península de Yucatán-California-Oregón. El trabajo de campo se realizó en tres comunidades en el sur de Yucatán y en tres condados de California. Partimos de una base de datos que incluye 67 entrevistas en estos sitios, de las cuales hemos tomado siete entrevistas de jóvenes nacidos en Estados Unidos y crecidos en Yucatán y que ahora están de retorno en Estados Unidos. A continuación presentamos algunos datos socio-demográficos con el objetivo de situar temporal y espacialmente las experiencias de movilidad de los nuevos retornados en el circuito migratorio península de Yucatán-California-Oregón entre las décadas de 1990 y 2010. Para garantizar la protección de identidad de los sujetos de estudio utilizamos seudónimos.
En la Tabla 1 presentamos la muestra de los nuevos retornados. Nacieron en el condado de Marin seis de siete y están de retorno en el mismo condado, excepto uno que nació en Oregón y retornó primero a Oregón y de ahí se fue a San Francisco. Hay cinco solteros, una casada y una en unión libre. Son ciudadanos estadounidenses seis, uno es residente estadounidense y ciudadano mexicano, y dos reportaron tener pasaporte mexicano. Añadimos en esta muestra el caso de Harold por cuestionar los procesos de retorno y las categorías que lo distinguen. En este caso el padre de Harold es ciudadano estadounidense y solicita la residencia permanente de su hijo para crear un tipo de reunificación familiar legal y de retorno a Estados Unidos. Es un caso que nos permitirá repensar y escribir más adelante cómo y desde dónde se analizan los procesos de movilidad de retorno.
Tabla 1. Características sociodemográficas | ||||||||
Nombre | Año de nacimiento | Edad | Lugar de nacimiento | Estatus civil | Ciudadanía | Sexo | Residencia actual | |
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Teresa | 1992 | 25 | Marin | Casada | Estados Unidos de América (EUA) | F | Marin, CA | |
Brenda | 1991 | 26 | Marin | Soltera | EUA | F | Marin, CA | |
Harold | 1995 | 23 | Peto | Soltero | Mexicano (residencia estadounidense) | M | Marin, CA | |
Dany | 1995 | 23 | Portland | Unión libre | Binacional | M | SF, CA | |
Oscar | 1998 | 20 | Kentfield | Soltero | Binacional | M | Marin, CA | |
Carmela | 2000 | 17 | Greenbrae | Soltera | EUA | F | Marin, CA | |
Doris | 2005 | 12 | Greenbrae | Soltera | EUA | F | Marin, CA | |
Fuente: Elaboración propia. |
En la Tabla 2 nos referimos a las movilidades dentro del circuito migratorio en un contexto de regreso familiar hacia México y después de retorno a Estados Unidos. Las características generales de este grupo incluyen el primer viaje de retorno de Estados Unidos a México que se da entre el primer y los ocho años de edad. El segundo viaje de retorno se da de Yucatán a Estados Unidos entre los ocho y los veinte años de edad. Todos los nuevos retornados crecieron en el lugar de origen de sus padres y en un caso particular en procesos de movilidad regional en la península de Yucatán (entre Mérida y Peto). En esta muestra de población retornada, seis familias son originarias de la ciudad de Peto y una de Yotholin, Yucatán. Todos los nuevos retornados tienen familia extensa con experiencia migratoria en California y la península de Yucatán. La totalidad pertenecen a familias mixtas con padres y hermanos nacidos en México y Estados Unidos, y que son ciudadanos estadounidenses, residentes legales estadounidenses, DACA, indocumentados, deportados y retornados a Yucatán. En tres de siete familias de este grupo hay experiencia de divorcio de los padres (todos con segundas nupcias con personas yucatecas) lo cual se acompaña de un proceso de reemigración de los padres a Estados Unidos, y también procesos de retorno voluntario y deportación a Yucatán.
Tabla 2. Retorno familiar a Yucatán y a California | ||||||||
Nombre | Retorno a México | Dónde creció | Retorno a eua | |||||
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Teresa | Bebé | Mérida, Peto (Urbano) | 8 años | |||||
Brenda | 2-3 años | Peto (Urbano) | 14 -15 años | |||||
Harold | Nacido en México | Peto (Urbano) | Residente permanente, eua (18 años) | |||||
Dany | Bebé | Yotholin (Rural) | 18 años | |||||
Oscar | Bebé | Peto (Urbano) | 20 años | |||||
Carmela | 8 años | Peto (Urbano) | 11 años | |||||
Doris | 4 años | Peto (Urbano) | 9 años | |||||
Fuente: Elaboración propia. |
En la Tabla 3 esbozamos las trayectorias educativas y laborales de los nuevos retornados en California. Como podemos observar, la mayoría realizó sus estudios de educación preescolar y básica en Yucatán y algunos hasta la preparatoria. De ellos, dos fueron estudiantes binacionales con educación secundaria y preparatoria en Yucatán y EUA. Todas las mujeres son bilingües y de los hombres dos hablan español y uno es bilingüe en lengua maya y español. De la muestra, dos mujeres y tres hombres han tenido experiencia laboral en California.
Tabla 3. Situación educativa y laboral en el circuito migratorio transnacional | ||||||||
Nombre | Educación México | Educación eua | Estatus laboral eua | |||||
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Teresa | Primaria | High school | No trabaja de momento | |||||
Brenda | Kindergarden, primaria, secundaria | High school + universidad/certificados de profesión | Manager clínica de salud | |||||
Harold | Primaria, secundaria, no terminó la preparatoria | No estudia, no va a clases de inglés/English as a Second Language (esl) | Construcción | |||||
Dany | Primaria, secundaria, y segundo semestre de preparatoria | No estudia, no va a clases de inglés/esl | Restaurante | |||||
Oscar | Preparatoria (higiene y salud comunitaria) | Inglés/esl | Restaurante | |||||
Carmela | Primaria, secundaria | Secundaria y preparatoria | No trabaja | |||||
Doris | Primaria | Primaria | No trabaja | |||||
Fuente: Elaboración propia. |
A continuación, discutiremos el retorno familiar de Estados Unidos a Yucatán entre 1990 y 2010.
Retorno familiar a Yucatán
En México, el tema de la migración de retorno en la generación migrante ha sido tratado a partir del estudio de los tipos de retorno y retornados (Durand, 2004; Espinosa, 1998), las causas sociales, económicas y políticas del retorno, las experiencias de (re)inserción laboral y social tras el regreso (Gandini et al., 2015; Rivera Sánchez, 2013) y las implicaciones sociales y políticas de las deportaciones y las remociones (García Zamora & Gaspar Olvera, 2017). Con respecto al retorno familiar existen algunos trabajos que documentan el creciente número de familias de estatus legal mixto en México (D’Aubeterre Buznego, 2012), la integración educativa de los menores estadounidenses en las escuelas públicas mexicanas (Jensen & Jacobo-Suárez, 2019; Zúñiga, 2013) y el complejo y a veces inexistente proceso de registro civil de los menores estadounidenses en México (Gallo, 2018; Medina & Menjívar, 2015; Jacobo-Suárez, 2017); y la separación de las familias entre México y Estados Unidos (Boehm, 2012; Dreby, 2010; Cruz-Manjarrez, 2018; Lewin Fischer et al., 2012) a causa de las políticas anti-inmigrantes que se han dado desde la administración de George Bush hasta el gobierno actual de Donald Trump.
Dos investigaciones recientes revelan la presencia de menores ciudadanos estadounidenses de origen mexicano ─la segunda generación (Portes, 1996) y de la generación 1.5 que retornaron con sus padres a México desde la década de 2000. Masferrer y colaboradores (2019) estiman que, entre 2000 y 2010, más de medio millón de menores de edad con ciudadanía estadounidense y de padres mexicanos emigraron a México con sus padres. La mayoría llegó y vivió con ambos padres, pero una tercera parte, que pertenece al grupo de familias separadas en México y Estados Unidos, vivía con uno de los padres o con ninguno (en este último caso los menores suelen estar al cuidado de los abuelos). Asimismo, en los últimos 15 años las cifras mostraron cambios importantes en el número de ingresos. En la década de 2000 había 258 000 menores estadounidenses viviendo en México; en 2010 había 570 000; y en 2015 se registró una estabilización en esta tendencia con una estimación de 550 000 menores (Masferrer et al., 2019). Para 2015 se documentó que 47% de los menores contaban con doble ciudadanía: mexicana y estadounidense.
Con base en los datos de la encuesta Muestra del Censo de Población y Vivienda 2010 García Zamora y Gaspar Olvera (2017) reportaron que en 2010 había “poco más de 607 mil” estadounidenses de origen mexicano “de los cuales 107 mil vivían en Estados Unidos en 2005, en su gran mayoría son menores de 18 años (96.3%)” (p. 21). En esta encuesta también se estimó la llegada de 63 000 menores de la generación 1.5 que tenían entre cinco y siete años y el ingreso de 309 000 menores que son ciudadanos americanos, que sumados representan un ingreso de 374 000 menores (p. 30).
De la región sur y oriente de Yucatán no había información al respecto. En este trabajo documentamos por primera vez la presencia de menores estadounidenses de origen maya que pasaron su niñez y gran parte de la adolescencia en el lugar de nacimiento de sus padres entre las décadas de 1990 y 2000. Enseguida discutimos las experiencias del retorno familiar desde California y Oregón a Peto y a Yotholin, Yucatán.
El pueblo de Peto tiene una larga tradición migratoria dentro de la península de Yucatán y en el condado de Marin, California. Barenboim (2013) investigó la migración internacional en al menos dos generaciones de migrantes. La experiencia migratoria de los habitantes de Yotholin en la península es similar a la de Peto, pero la internacional es más reciente. Con base en nuestro trabajo de campo hemos encontrado que, en la década de 1990 y mediados de 2000, aconteció el primer retorno de familias migrantes de estas dos localidades con menores nacidos en Estados Unidos. En los noventa, el retorno incluía al padre, a la madre y a menores nacidos en Yucatán, California y Oregón. En esta fase del proceso migratorio encontramos que tras el retorno a Yucatán los padres re-emigraron a Estados Unidos a trabajar, y las madres se quedaron en sus lugares de origen a cuidar a los hijos. En esta década, la migración yucateca internacional se caracteriza por ser predominantemente masculina, rural, circular e indocumentada y de retorno; tal y como lo han documentado otros estudios sobre la migración mexicana a Estados Unidos (Massey et al. 2006 en Durand & Arias, 2014).
Las causas del retorno familiar son tres: familiares, sociales y económicas. La primera se relaciona con los problemas familiares que surgieron con los hijos que se dejaron “encargados” con los abuelos en Yucatán. Por ejemplo, Oscar es un joven de 20 años de edad. Nació en el condado de Marin, California, y tiene dos hermanos nacidos en Peto, uno mayor, de 23 años, y otro menor, de ocho. En 1997, los padres de Oscar emigraron juntos a California con la meta de trabajar para construir su casa en Yucatán. Este proyecto estuvo acompañado de la difícil decisión de dejar al único hijo al cuidado de la abuela materna quien entonces era emigrada en Mérida y originaria de Peto. En la entrevista realizada en San Rafael, California, Oscar nos relató cómo y cuándo llegó a Peto.
Oscar: Yo creo que no tenía ni un año cuando yo me fui a México, ajá.
Patricia Boquedano-López (PBL): Ok.
Oscar: Sí, lo que pasa por proble... o sea, ¿no? problemas, pero pues mi hermano estaba ahí [Yucatán], ¿no? Y mi mamá no se sentía bien. Bueno, eso me han dicho a mí, yo no sé, yo ni en cuenta [pues era un bebé]. Pero me ha dicho [la mamá] pues que no se sentía bien de que él [el hermano] estaba ahí prácticamente... solo.
Oscar nos contó que su hermano mayor sufrió mucho la ausencia de sus padres al grado de recriminarles hoy día que lo abandonaron siendo un infante. Al decir de la abuela, el hermano no se portaba bien: era rebelde y se deprimía. Por esta razón, los padres decidieron retornar. Oscar creció entre Peto y Mérida con sus dos hermanos y su madre. Cuando estaban en Peto se quedaban en la casa de la abuela paterna. Cuando estaban en Mérida vivían con la abuela materna porque los padres de Oscar todavía no habían construido su casa. Oscar recuerda que cuando él era niño su padre siempre estaba trabajando en California; y a veces regresaba a visitarlos. En California, el padre trabajaba para lograr el sueño familiar: la casa en Peto. Cuenta Oscar que a él y a sus hermanos nunca les faltó nada. Su padre les mandaba regularmente remesas para su cuidado y educación. También señala que, entre los ocho y nueve años de edad, él obtuvo la nacionalidad mexicana, la cual le permitió inscribirse legalmente en la escuela. Oscar terminó la preparatoria en Peto con una especialidad técnica en higiene y salud comunitaria.
A la experiencia migratoria familiar de Oscar, y a la de los otros menores de este estudio, les antecede una experiencia migratoria familiar dentro de la península de Yucatán entre las décadas de 1970 y 1980. Como ya lo mencionamos, la abuela de Oscar vivía emigrada en Mérida. Durante la década de 1990, la generación de migrantes de los padres de Oscar cambió su destino migratorio hacia California y Oregón. Esta migración estuvo motivada por la crisis económica de la época.
La segunda causa del retorno familiar ocurre a partir del choque cultural de uno de los padres con la forma de vida estadounidense. Brenda pertenece a una familia migrante transnacional de estatus mixto. El primer migrante internacional en la familia de Brenda fue su papá, quien hoy es ciudadano estadounidense. Alrededor de 1986, el padre emigró de Peto a California tras el nacimiento de su hija mayor. En uno de sus retornos a Peto, el padre reemigró nuevamente a California, pero esta vez lo hizo acompañado de su esposa e hija mayor. En 1991, Brenda nació en el condado de Marin. En el año de 1995, justo cuando Brenda tenía cuatro años de edad sus padres decidieron el retorno familiar a Yucatán. Al decir de Brenda, el regreso se dio por el choque cultural, y la desadaptación social y lingüística de su madre. Cuando indagábamos sobre la composición familiar, le preguntamos a Brenda en San Anselmo, California, cuántos hermano/as tenía y si vivía con ellos:
Brenda: Somos tres hermanas, todas mujeres, y yo soy la de en medio.
PBL: Mjm. ¿Y todas viven acá?
Brenda: No
PBL: ¿No?
Brenda: Ellas nacieron en México, ellas viven allá.
PBL: Ok, entonces viven allá, ok… entonces ellas tienen nacionalidad de allá. ¿No han venido a visitar?
Brenda: Mi hermana grande, mi hermana grande estuvo aquí cuando era chica, la trajeron, ella vino, vino ilegal, y, su primer idioma fue inglés. Después la llevaron a México otra vez. Y muchos años después se sacó la visa y, vino a visitar, los últimos dos años [ha venido] un par de veces. Pero ellas dos residen allá… Y [la hermana mayor] tuvo una, tuvo una hija ella aquí.
La tercera causa del retorno familiar a Yucatán es económica. Los padres de Dany son originarios de la cabecera de Ticul y emigraron a la localidad de Yotholin (en este mismo municipio) después de que se casaron. Los bajos salarios que su padre percibía en el campo y la falta de recursos económicos para construir la casa familiar lo llevaron a emigrar a él primero a Oregón y después a su esposa. Sin embargo, en 1995, tras el nacimiento de Dany en Oregón, la situación económica y familiar se complicó. La madre tenía que seguir trabajando porque el salario de su esposo era insuficiente para pagar la costosa renta, la comida, y por supuesto cumplir con el plan familiar de construir su casa en Yucatán. Además, el cuidado de Dany era difícil. A veces Dany quedaba al cuidado de los primos del padre, o con sus padrinos cuando descansaban, o con otros migrantes “desconocidos” de Yucatán. Esta situación marcó el primer momento de la separación familiar. Así cuenta Dany en la entrevista realizada en San Francisco:
Dany: Sí, lo que pasa que este, mi papá se vino... no, la verdad no sé en qué año también sea, ¿verdad? Pero ya como a los dos años que mi papá estaba acá, pues él se trajo a mi mamá. Mi mamá se vino y este, trabajaron juntos como, como dos años. Fue cuando ella se embarazó de mí. Yo nací en Portland, Oregon. En Estacada, en el county Estacada. Y estuvimos allá como siete meses, de cuando yo tenía de nacido siete meses. A los siete meses mi mamá se regresó a México.
Adriana Cruz-Manjarrez (ACM): ¿Sabes por qué se regresó?
Dany: No, pues ella según dice que porque pues ya, ya se le hacía complicado tenerme aquí, porque ella tenía que trabajar para ayudar a mi papá a pagar la renta. Y pues no tenía ya, a veces no había con quién yo quedarme, y pues con las personas que me dejaba ella no confiaba así y pues... yo estaba bien, o estaba mal, o me atendían bien o no. Ajá, y pues a ella se le hacía, se le hizo difícil eso, en ese, en esos años que ya... el tiempo que ella estuvo aquí. Eso pasó como en el... 98, o 99. Y este, ella por eso se regresó a Yucatán, y mi papá se quedó a seguir trabajando aquí.
Antes de continuar queremos destacar que en la década de 1990 el retorno familiar a Yucatán acontece en medio de cambios importantes de la migración yucateca a Estados Unidos: la migración masculina aumenta (Lewin Fischer et al, 2012); se feminiza la migración yucateca (Cruz-Manjarrez, 2018); y decenas de parejas recién casadas y familias con menores de edad nacidos en Yucatán se integran en este flujo migratorio internacional (Cruz-Manjarrez, 2018, 2019).
Ahora bien, la recesión estadounidense de finales de 2007 y 2008 es otra de las causas económicas del retorno familiar a Yucatán. Mela y Doris nacieron en San Rafael, California. Son nietas de la primera generación de migrantes (los abuelos) e hijas de padres de la segunda generación de migrantes de Peto a California. Durante la recesión económica, el padre de estas menores se vio afectado por la crisis laboral e inmobiliaria de Estados Unidos, motivo por el cual la familia se embarcó en la vida transnacional. En 2008, la madre de estas pequeñas retornó a Peto con Mela, la hija grande. Doris, la hija pequeña, se quedó en California al cuidado de su padre. En 2009, Doris viajó a Peto para reunirse con su madre y su hermana porque para el padre era difícil trabajar y cuidarla. El objetivo de este retorno familiar escalonado fue aminorar la crisis económica en el seno familiar en California y concluir el proyecto migratorio familiar en Peto: construir la casa. También, el retorno se proyectó como un buen momento para que las hijas se adaptaran a la vida en Peto y se integraran al sistema escolar, y para que la madre fuera preparando las condiciones para el retorno definitivo del padre. Así lo explica la madre de estas dos niñas en la entrevista que le hicimos en San Rafael, California:
Ah, pues nosotros nos fuimos ah, cuando ellas tenían esa edad nos fuimos para allá [Peto] porque… habíamos quedado con mi esposo, no le iba muy bien en el trabajo y este… y decidimos... regresar. Pues... decidimos. Decidimos que... que este, que yo me vaya [a Peto] para que terminemos la casa, para que él después [nos alcance], yo me consiga un trabajo allá y él pueda irse [a Peto], y para que estemos allí juntos.
Estas experiencias de retorno familiar de California a Yucatán son reveladoras. Los menores de edad nacidos en Estados Unidos retornaron a Yucatán con la madre. Los padres se quedaron a trabajar en California con el plan de construir la casa familiar en Yucatán. Algunos padres hicieron viajes esporádicos para ver a la familia y después de estas visitas nacieron otros hijos. Los integrantes de estas familias retornadas tienen estatus legales mixtos: hijos y padres nacidos en México, padres indocumentados en Estados Unidos, e hijos estadounidenses en ambos países. Y el retorno a Yucatán es principalmente por causas familiares, sociales y económicas. En la siguiente sección nos enfocaremos en el regreso de esta generación a Estados Unidos. De aquí en adelante nos referimos a ellas y a ellos como los nuevos retornados.
El retorno a Estados Unidos
El estudio del retorno de los menores estadounidenses que crecieron en México, en este caso Yucatán, y que hoy están de regreso en la Unión Americana, en California, aún son escasos (Cruz-Manjarrez, 2016; Cruz-Manjarrez & Baquedano-López, 2019). En este trabajo queremos ampliar esta discusión y contribuir a entender las causas y las experiencias del retorno a Estados Unidos. Como se mencionó al inicio de este trabajo, proponemos el concepto de nuevos retornados para referirnos a un proceso migratorio de retorno emergente experimentado por los menores estadounidenses ─la segunda generación (Portes, 1996)─ que crecieron o residieron en México al menos tres años y que hoy son retornados en Estados Unidos y que tienen la intención de asentarse ahí por un periodo significativo (cf. Faist, 2000, p. 19; Masferrer et al., 2019).
Coincidimos con la perspectiva transnacional del retorno que considera al regreso no como el punto final del ciclo migratorio, sino como “parte y parcela de un sistema circular de relaciones sociales y económicas e intercambios que facilitan la reintegración de los migrantes y al mismo tiempo comunican conocimientos, información y membresías” (Cassarino, 2004, p. 262). Así mismo, con base en los estudios de migración y familia consideramos que el género es un elemento constitutivo y diferenciador de las experiencias migratorias de cada uno de los integrantes de las familias (in)migrantes (Arias, 2013; Mummert, 2012; Salazar-Parreñas, 2005). Es decir, la construcción social de la diferencia sexual (Scott, 2013), en los procesos migratorios, materializa la ideología y las normas de género que modelan las interacciones, las ideas, las expectativas y los roles de género en relación con lo que deben ser y hacer (West & Zimmerman, 1987) los hombres y las mujeres en contextos histórica y culturalmente situados (Brettell, 2016).
Como se ha venido argumentando en este trabajo, la migración internacional maya yucateca del último cuarto del siglo XX a la fecha se ha caracterizado por la movilidad “multi-polar” de los migrantes (cf. Cassarino, 2004, p. 264) y de sus hijos en el circuito migratorio península de Yucatán-California-Oregón. También se distingue por el mantenimiento de redes familiares transnacionales y transregionales que posibilitan la integración social, familiar, educativa y laboral de los nuevos retornados. Por ejemplo, Dany regresó a Estados Unidos a los 18 años de edad usando las mismas redes y circuitos migratorios que sus padres, otros paisanos y familiares han utilizado para trabajar en California y Oregón. Dany retornó primero a casa de sus padrinos en Oregón. Como no le gustó el lugar, buscó a sus primos en San Francisco, California, para que le ayudaran a encontrar trabajo. Desde 2013, Dany le renta un cuarto a uno de sus primos. Trabaja tres turnos al día en el sector restaurantero. Al igual que otros trabajadores de origen yucateco que laboran en ese sector, Dany nos contó que él empezó como lavaplatos, luego ascendió a cocinero y recientemente tiene el puesto de sous-chef. Dany señala que él trabaja sin mucho descanso porque necesita enviar dinero a su madre y futura esposa.
Con base en la tradición de las “escapadas” en algunas familias mayas o el robo de la novia en otras tradiciones mesoamericanas (Robichaux, 2003), Dany escapó a su novia cuando él tenía 16 años. Siguiendo el patrón virilocal en Yucatán, Dany llevó a su novia a vivir a la casa de sus padres. Cuando la novia y Dany comenzaron a vivir en unión libre, Dany empezó a planear su retorno a Estados Unidos. Tras el compromiso matrimonial acordado con sus padres y sus suegros, Dany asumió la responsabilidad de construir su casa, mantener a su futura esposa, y pagar la boda en Yucatán. Como ya se mencionó, en 2013, Dany retornó a Estados Unidos. En 2018, todavía no se había casado, pero a la edad de 23 años, ya tenía un terreno que le había comprado a una de sus abuelas, ya estaba construyendo su casa, y mandaba remesas a su madre cada 15 días para los cuidados de salud de su futura esposa, para ayudarles económicamente a sus padres y, por supuesto, para terminar su casa y preparar la boda.
Con base en la experiencia de Dany podemos destacar que al igual que los varones de la generación migrante anterior e incluso la actual (cf. Solis Lizama, 2017), al ser un nuevo retornado, continuó reproduciendo los mismos mandatos de género de los hombres yucatecos que se van a trabajar a Norte América. Al asumir el rol de proveedor de su nueva familia, Dany retornó a California a trabajar. Durante la entrevista en San Francisco nos comentó que antes de regresar a Yotholin planea abrir un negocio y comprarse un carro para cuando retorne. En sus planes no está de momento quedarse a vivir en Estados Unidos. A diferencia de la generación migrante retornada a Yucatán, los nuevos retornados a Estados Unidos han desarrollado un sentido de identidad transnacional. De acuerdo con la discusión de la segunda generación (Portes 1996) y las identidades transnacionales (Cruz-Manjarrez, 2013; Levitt & Waters, 2002; Kearney, 2000), sostenemos que los nuevos retornados han desarrollado un sentido de identidad múltiple, dinámico, flexible y fluido que los conecta con sus experiencias locales-grupales en Yucatán; con México pues es el país en el que crecieron; con sus derechos ciudadanos estadounidenses que les permiten vivir, estudiar y trabajar legalmente en Estados Unidos; y, con un sentido de identidad cultural, étnica y lingüística con la diáspora maya de Yucatán. Por ejemplo, Dany se considera “mayero” es decir, una persona que habla el maya yucateco como primera lengua o lengua materna (Armstrong-Fumero, 2009). Por otro lado, ha desarrollado un discurso sobre su ciudadanía estadounidense que lo sitúa en dos territorios nacionales y que lo enfrenta a un sinnúmero de diferencias y desigualdades con los ciudadanos mexicanos de origen maya que trabajan de manera indocumentada en California. Cuando le preguntamos, cómo se identificaba en Estados Unidos esto nos contestó:
Dany: Sí, pues... pero no, la verdad no, no me siento tan americano. No me, no me siento con la... no me siento americano. Me siento mal a veces por mis amigos. Yo ah, con mis, mis amistades que he tenido, siempre les he dicho de que a mí no me gusta que mencionen ellos que yo soy ciudadano. Siempre, esa ha sido mi regla con ellos, de que no me gusta que lo mencionen. Porque yo sé lo que... lo que pasan ellos al venir…
ACM: ¿Qué diferencias ves, por ejemplo contigo y con ellos?
Dany: Porque pues yo... puedo ir ahorita de acá a Yucatán y al día siguiente estoy allá. Venirme de allá para acá, al día siguiente estoy acá. Ellos tienen que esperar bastante, hay gente que ha muerto en la frontera, paisanos míos. Y este... no, no le... no se lo deseo a nadie, ¿verdad? Me gustaría que todos pudieran entrar fácilmente. Pero por eso mis amigos tienen, hasta en juego me dicen “Ah, que tú eres de aquí. Vienes acá, por qué vas cuando quieras”, no me gusta. No me gusta porque parece que los hago sentir de, de menos o algo y no, no me gusta a mí. No me gusta que mencionen esa palabra. Les digo “Yo soy mexicano como ustedes. Soy yucateco como ustedes”. Hablo más maya que... hasta que inglés. Sí, yo casi no... ah, sé el inglés de mi trabajo, para defenderme en mi trabajo solamente, pero hablo más maya, sí.
A continuación, destacamos otra diferencia entre las experiencias de retorno de los migrantes a Yucatán y de los nuevos retornados a California. Los migrantes preparan su regreso a la península de Yucatán con base en relaciones y proyectos familiares mantenidos transnacionalmente. En cambio, los nuevos retornados no mantienen relaciones familiares con sus parientes en California, pero las aprovechan. Su regreso se hace posible gracias a las relaciones que sus padres sostienen con sus familiares en la Unión Americana. Por ejemplo, a los 20 años, Oscar retornó a California con el propósito de estudiar y trabajar. Él llegó a vivir a casa de unos tíos del lado materno y relata que antes de llegar a Estados Unidos no conocía a esta parte de su familia, pero que cuando llegó lo recibieron con calidez y le ofrecieron compartir la habitación de sus primos que también son nacidos en ese país. Oscar relata que se siente tratado como “un hijo de familia”, es decir, un tanto protegido, porque ahí no paga renta y aporta muy poco a la economía de este hogar. Sin embargo, también se siente frustrado y desorientado porque su integración laboral y educativa no ha sido como esperaba. Recordemos que Oscar terminó la preparatoria y tiene una especialidad en higiene y salud comunitaria:
PBL: Ok… Y... en lo que [tú] estás aquí, haciendo [en] este trabajo, ¿tú lo ves que son parte de alcanzar las metas que vas a tener?
Oscar: Al principio lo veía así, pero ahora me siento un poco estancado en lo que estoy, ¿me entiendes? Al principio veía como que son ah, como un paso... para poder avanzar, ¿no? Pero ahora ya lo veo como que estoy muy trabado, pero es por mí, porque yo no quiero, pero…
PBL: ¿Cómo es eso de trabado? A ver, cuéntame.
Oscar: Como que no avanzo. O sea, como que sigo ahí, y no, no he avanzado nada.
PBL: ¿Cómo podrías avanzar, piensas...?
Oscar: Uh, yo supongo que consiguiendo un mejor trabajo, y seguir yendo a la escuela. Es un poquito complicado ahora, pero... es, no le echo ganas, es eso, la verdad.
Aunque Oscar es ciudadano estadounidense, no le ayuda el hecho de que no sabe hablar inglés, no estudió ahí, desconoce las reglas y las oportunidades que pudiera tener en Estados Unidos, y no tiene muchas redes sociales de su generación. Además, para poder estudiar, considera que debería tener un mejor trabajo, horario y salario. Por ejemplo, él estaba tomando un curso de inglés como segundo idioma pero tuvo que dejar las clases por cuestiones de trabajo. Al momento de la entrevista, trabajaba en la cocina de un restaurante y ganaba entre 300 y 500 dólares a la semana, salario que consideraba insuficiente porque apenas le alcanzaba para pagar sus gastos personales.
En este proceso de integración social y laboral, reconocemos que Oscar comparte sentimientos y experiencias similares con los menores de la 1.5 y la segunda generación (Portes, 1996) que emigran de California a Yucatán en un retorno de tipo familiar y que sufren un choque cultural en el lugar de nacimiento de sus padres. Pero, en el caso de Oscar, él vive un choque cultural y una deslocalización al retornar al país que lo vio nacer: Estados Unidos. En su nuevo entorno, ha interrumpido su plan inicial de estudiar en Estados Unidos y, como los migrantes yucatecos, está cumpliendo la meta de trabajar y mandar dinero a sus padres en Yucatán. Además, se siente “trabado” porque, aunque es ciudadano estadounidense no habla el idioma del trabajo ni de la escuela, es decir, el inglés, su inserción laboral es en los estratos más bajos del mercado de trabajo, no llega a su casa sino a la de los tíos, y sus padres y hermanos no están con él. Al momento de la entrevista, Oscar llevaba viviendo dos años en California. Durante este periodo había regresado dos veces de vacaciones a Yucatán llevando encargos y regalos para sus padres y hermanos. Oscar piensa que ya no va a regresar a vivir a Yucatán y que su familia, aunque siga siendo muy unida, ya no va a volver a estar junta. Él piensa pedir “los papeles” (visas y solicitar la residencia permanente) de sus padres para que lo puedan visitar e incluso trabajar en California, pero sabe que como su padre fue deportado va a tener que esperar diez años para poder regresar a este país.
Como hemos señalado, el género modela las trayectorias migratorias de los nuevos retornados, y también la inserción laboral y/o educativa. Por ejemplo, Oscar, Harold y Dany regresaron a Estados Unidos solos cuando cumplieron la mayoría de edad. Su plan inmediato era trabajar. Según el mandato familiar de la migración, los varones emigran para trabajar y enviar remesas a Yucatán. Desde el primer mes que llegaron a California, los nuevos retornados empezaron a trabajar y sus posibilidades de estudiar fueron nulas. En cambio, las nuevas retornadas fueron acompañadas en su regreso a Estados Unidos por algún familiar por ser menores de edad y por ser mujeres. Su retorno fue explicado por razones educativas y experimentado positivamente. Como lo mencionamos arriba, Brenda llegó a Peto a los cuatro años de edad. Ahí estudió el kindergarten y la primaria, y llegó al tercer año de secundaria pero sin concluirlo. Cuenta Brenda que sus padres decidieron su regreso a Estados Unidos porque ella no mostraba interés en la escuela y sus calificaciones eran bajas. Además, sus padres sintieron que era necesario arreglar “los papeles” estadounidenses, es decir, reactivar su pasaporte. Brenda retornó a San Rafael, California, a los 14 años de edad acompañada de unas tías del lado paterno. Y llegó a vivir con una tía paterna y con su papá. En esta época, el padre trabajaba en esta ciudad y se había separado de la madre de Brenda. Nos cuenta que cuando ella llegó a San Rafael solo pensaba en trabajar pues no tenía planes de ir a la escuela. Así lo recuerda:
A mí no me gustaban las matemáticas, mis grados [calificaciones] están hasta abajo, los maestros no me ayudaron [en Yucatán]. Y vine con otra mentalidad [trabajar]. Y mi papá me dijo “No. ¡Te vas a meter a la escuela!”. Y... estaba molesta, y... me, me metió a la escuela. “Quieres un part-time pero... más tarde cuando estés en, tienes 14, en primer lugar no te van a dejar trabajar aquí”. Y…, y me dijo: “Aquí no es como en Peto, aquí no estás en tu rancho”. Como le dicen (risa), ajá. Y... me metí a la escuela, y me gustó. Me gustó porque busqué más apoyo y... estaba en, en..., ESL, English as a Second Language. Y tuve muchísima ayuda, y en lo que yo era peor era en las matemáticas, y aquí me, me dieron muchísima ayuda. Y ah, empecé a subir [las calificaciones], y me empezó a gustar más [la escuela].
Cuando entrevistamos a Brenda en su oficina en San Anselmo nos contó con mucho entusiasmo de sus logros en la escuela en California, y también sus pesares. Cuando llegó a California se sentía muy sola porque su madre y sus hermanas no estaban con ella y porque su padre trabajaba todo el día fuera de casa. Así describe sus primeras experiencias de retorno:
Brenda: Vine sola. Bueno, sola entre comillas porque mis tías me trajeron pero, pero me desarrollé sin mi mamá, mi juventud. Muchas veces me ofrecieron drogas en la escuela, y mi papá trabajaba de noche, todos los días. Mi tía tiene sus hijos, se tiene que ocupar de ellos. En mi cabeza jamás me pasó portarme mal una sola vez. Mi papá tenía una, me sacó una tarjeta de crédito donde cuando no me podía ver, me transfería dinero y ya era: “up to you, to get your food, go to the bus, go to school” and so… [te toca a tí, conseguir tu comida, tomar el autobús, ir a la escuela, etcera…] (risas). ACM: ¿Pero vivías con tu papi?
Brenda: Mi papá y mi tía. Mi tía, una tía tenía el apartamento y rentábamos un cuarto en el mismo, en el... en el mismo apartamento.
Podemos apreciar que el retorno de Brenda se da con base en las redes familiares extensas. A pesar de ello, las primeras experiencias de retorno a California suelen ser difíciles para ella a nivel familiar, la madre no está y el padre tiene que trabajar todo el día. No obstante, nos señaló en repetidas ocasiones que a pesar de los obstáculos que tuvo con el idioma y la escuela, encontró apoyos institucionales y, en particular, la ayuda de una estudiante latina que le ayudó con el inglés. A diferencia de la experiencia negativa en las escuelas de Peto, Brenda experimentó una experiencia escolar positiva en California: los maestros y compañeros la apoyaron con el idioma y sus materias. En la actualidad, tiene una certificación técnica de ayudante médica (medical assistant) y administra un centro médico privado para estadounidenses blancos.
La experiencia escolar en California suele producir una mirada positiva del retorno a Estados Unidos. Contrariamente, la experiencia escolar en Yucatán se valora negativamente con base en la calidad de la enseñanza y la falta de políticas de integración educativa para los nacidos en Estados Unidos que ingresan a las escuelas en México. En el siguiente extracto, mostramos cómo la falta de políticas educativas de inserción escolar en Yucatán contribuye no solo a crear contextos de discriminación lingüística y experiencias de bullying, sino a desear el retorno de los nuevos retornados a California. En San Rafael, Mela nos narró llorando sus experiencias negativas con uno de sus maestros de la escuela primaria en Yucatán:
Y me, me empezaba a preguntar cosas y yo así de que yo respondo en inglés y todos... entonces todos se dieron cuenta de que... yo no sabía ...Y había veces que mis maestros me decían, porque allá [en Yucatán] es muy así que tienen que leer en voz alta … Y hacían que yo lea, y como yo no sabía leer [en español y] me decían ¿qué sí yo nunca aprendí a leer?, o que, ¿por qué estaba yo en la escuela? (sollozo) si ni siquiera leer sabía.
Cuando le preguntamos a la madre de Mela qué las hizo retornar a California, esto nos contestó:
Fue cuando, el primer año, segundo año... no tanto. Pus ahí la llevábamos con ellas ya. Cuando el tercer año, cuando ella, vi que empezó y dije, fue cuando dije “¡Cometimos un error en... en habérnosla llevado!”, porque ella ya ... ya como que se perdió eso de aprender inglés y ... ella ya español, ya el inglés y ella, ya era español, ya no inglés. … me quedé dos años más, yo estaba yo esperando a ver si me salía un trabajo allá para que él regresara [esposo]. Y no, y yo veía que la situación allá [Peto] era un poquito difícil, empecé a analizar allá que si no estás pegado en la política no hay trabajo, si no estás involucrado con alguien que tengas palanca no hay trabajo... Y digo, mis hijas, ¿qué futuro les espera acá si ellas logran terminar sus estudios? Tengo hermanos que se graduaron de ingenieros en computación, cosas así, y están trabajando en otra cosa... y fue cuando él [el esposo] me dijo “¿Sabes qué? Mejor vas a regresar” ya de cinco años después fue cuando tomamos otra vez esa decisión de que yo voy a regresar [a California].
Esta experiencia familiar nos permite señalar que el retorno laboral de los padres y vivencia escolar de los hijos en Yucatán modifica los planes y las expectativas familiares; sin mencionar la valoración negativa que señalan ante la falta de programas de seguridad social y de inserción social, y el acceso al sistema de salud para las familias retornadas. En este hallazgo coincidimos con García Zamora y Gaspar Olvera (2017) en que las experiencias laborales y en este caso las educativas en Yucatán son determinantes para el regreso individual o familiar de los nuevos retornados a Estados Unidos.
Queremos concluir esta sección señalando el papel que adquieren los nuevos retornados en la reproducción cotidiana generacional y el sustento familiar entre California y Yucatán. Es decir, en el contexto familiar a distancia, los nuevos retornados se integran a “las dinámicas familiares transnacionales, es decir, formas novedosas para organizar las tareas productivas y reproductivas a través de fronteras internacionales” (Mummert, 2012, p. 157) al cumplir la mayoría de edad y tener cierta solvencia económica. Como ya se señaló, el retorno a California no se da en el vacío. Le antecede la experiencia migratoria familiar transgeneracional, transregional y transnacional, y el mantenimiento de las redes familiares de solidaridad y apoyo mutuo en los múltiples polos del circuito migratorio península de Yucatán-California-Oregón. Ahora que los nuevos retornados son adultos y están trabajando en California contribuyen material, económica, moral y emocionalmente al bienestar familiar en Yucatán y California. Por ejemplo, Brenda nos habló de las maneras en que apoya a su familia en Yucatán.
ACM: Sí. Yo te quiero preguntar: decías que a veces tu familia recurre ... contigo para pedirte consejo o apoyo. ¿Hay algún ejemplo que nos puedas dar? ¿En qué les das consejo, o cómo los apoyas, a tus hermanitas, a tu mamá?
Brenda: Monetariamente. Monetariamente... por decir, mi hermanita está estudiando un curso de belleza y, mi papá está pagando por ella, pero, sinceramente, yo también la [ayudo]... ella recurre a mí a veces cuando necesita algo y, mi [otra] hermana también cuando ha pasado por situaciones... de salud... pide ayuda... y también... pide consejos de qué hacer.
En el siguiente extracto también veremos cómo las nuevas retornadas adquieren nuevos roles en la estructura familiar transnacional, especialmente, cuando la familia está separada a causa de las políticas migratorias que impiden la movilidad familiar. Tessa nació en Estados Unidos, tiene 25 años y vive en San Rafael, California, con su esposo y dos hijos. Al igual que los otros nuevos retornados, Tessa vivió y estudió parte de su infancia en Peto; pero la mayor parte de su vida vivió con su padre en California. Tessa tiene tres hermanos. La primera tiene 22 años, vive en San Rafael, California, y es beneficiaria del programa DACA. El hermano de en medio nació en California, y la menor, en Yucatán. El menor vivió en Peto con la madre hasta que Tessa se lo llevó a estudiar a California a petición de la madre. La decisión familiar se dio con base en los mismos criterios de los padres de los otros nuevos retornados: en California hay “mejores oportunidades” educativas y laborales. A esto hay que añadir que el papá de Tessa fue deportado en 2014 y de momento no pudo hacerse cargo de este hijo menor. En Peto, el padre trabaja en el campo. Como se separó de la madre de Tessa no tiene casa y por ello vive con su papá, el abuelo de Tessa. Actualmente Tessa es la guardiana legal de su hermano menor. Ante la ley estadounidense, ella es la encargada del cuidado de su hermano: le da casa y comida, y vigila su comportamiento y desempeño escolar. Esto nos contó Tessa en la casa de su abuelo en Peto:
Cuando vine [a Yucatán], mi mamá me dijo que si me llevaba a mi hermano, ya me había dicho por teléfono, y le dije que sí. Y entonces cuando lo anoté en la escuela (en California) me dijeron que para que pudiera registrarlo tenía que sacar el papel legal del guardian. Y pues ya hice lo de los papeles y llevé a mi hermano a la escuela. Y le dije que era su responsabilidad ir bien en la escuela y portarse bien, que yo no soy su mamá...
En las entrevistas escuchamos que los nuevos retornados sienten un profundo agradecimiento hacia sus padres y madres migrantes por los sacrificios que han hecho por ellos. En el siguiente fragmento, Oscar nos muestra cómo las remesas familiares y los regalos que lleva o manda a Yucatán son parte de la reciprocidad y la reproducción generacional:
Mi pá’, yo nunca he sido bueno para eso de que llevar presentes o... o cosas, ¿no? nunca he sido, no se me da, no es para mí creo. Entonces nunca he sido bueno para eso. Entonces, ni para demostrar mi afecto nunca he sido bueno. Entonces... eh, simplemente mi papá a veces me pide cosas y se las compro y ya. O sea, pero o sea me dice “Hijo... cómprame, que me hace falta un...”, él siempre lo dice relajeando pero pues... una cartera o una billetera o un cinturón. Y se lo compro igual. No hay problema por eso pues él... siempre, o sea, incluso cuando les envío dinero a veces porque me piden, ¿no? Pero son mis papás. Y como que se sienten mal al pedirme, pero les digo pues “¡cuánto me han dado ellos!”, y ¿yo no les puedo dar un poco? Siempre así he pensado yo.
Durante las entrevistas, todos los nuevos retornados también nos hablaron del gran regalo que ellos recibieron de sus padres migrantes: “los papeles”. Es decir, la ciudadanía estadounidense que les da condiciones para viajar de ida y vuelta, estudiar, y trabajar en California y Yucatán. Las experiencias de Tessa, Brenda, Dany, Oscar, Mela, Doris y Harold así lo demuestran. Todos han estudiado, incluso alcanzado más años de escolaridad que sus padres y abuelos; y los mayores de edad están trabajando y ayudan económicamente a sus padres y hermanos en Yucatán.
Conclusiones
En este trabajo hemos propuesto el concepto de los nuevos retornados para dar cuenta de la nueva cara de la migración de retorno a Estados Unidos a principios del siglo XXI: los nacidos en Estados Unidos, es decir, la segunda generación (Portes, 1996), que crecieron o residieron en México al menos tres años, y que hoy son los nuevos retornados en la Unión Americana. Desde la perspectiva teórica del retorno transnacional concebimos el regreso de los nuevos retornados dentro de un circuito migratorio transnacional y multipolar: península de Yucatán-California-Oregón. Encontramos que lo que sucede y lo que han vivido los migrantes y sus familias en dos de los principales polos del circuito, Yucatán y California, han marcado de manera categórica las aspiraciones, las motivaciones y las trayectorias de retorno a Estados Unidos de los nuevos retornados. En el ciclo de vida de los nuevos retornados documentamos dos temporalidades del retorno. La primera comienza en la infancia en un retorno familiar a Yucatán; y la segunda inicia en la adolescencia y al cumplir la mayoría de edad, aquí el retorno es más individual que familiar y se dirige a California. Las causas del retorno a Yucatán son familiares, por el choque cultural de uno de los padres con la sociedad estadounidense, y por las dificultades económicas en Estados Unidos. En cambio, el regreso de los nuevos retornados a California es por motivos educativos, laborales, y por reintegración familiar mediante las redes de parentesco. No utilizamos el término reunificación familiar porque se refiere al proceso legal de reunir a la familia en Estados Unidos, situación que no encontramos en este estudio. No podemos dejar de mencionar que el retorno a Estados Unidos se produce con base en la valoración que tienen los migrantes y sus hijos de este país y de Yucatán. Estados Unidos continúa siendo el referente de las oportunidades económicas, educativas y laborales, a pesar de las dificultades y obstáculos experimentados ahí. En cambio, Yucatán es visto desfavorablemente por: 1) la falta de oportunidades laborales para los padres retornados, 2) la calidad de las oportunidades educativas que ofrece el sistema escolar mexicano frente a los apoyos y los tratos que han recibido los hijos estadounidenses escolarizados en las escuelas en California, 3) el bullying y la discriminación lingüística que vivieron los menores en las aulas en Yucatán, y, 4) la falta de movilidad social y económica de familiares cercanos con alto capital cultural en Yucatán. Asimismo, el deseo de los padres de que sus hijas e hijos estudien una carrera y se inserten en el mercado profesional (algo que los padres no pudieron realizar en Yucatán) y la separación familiar transnacional, especialmente si hay familiares en Estados Unidos que no pueden viajar a México, también alimenta los trayectos de regreso de los nuevos retornados, es decir, los proyectos de vida.
Señalamos que la identidad transnacional es una construcción social y en la experiencia de los nuevos retornados, esta se materializa en la emergencia de una consciencia diaspórica, un sentido de identificación con el lugar, la cultura y las personas que los vieron crecer en Yucatán, y con los derechos ciudadanos estadounidenses que les permiten viajar de ida y vuelta, y estudiar e integrarse en el mercado laboral estadounidense. En este estudio hemos argumentado que las experiencias de retorno y de integración educativa y laboral en Estados Unidos están estructuradas y modeladas por el género. Mostramos que las nuevas retornadas se mueven en un patrón educativo distinto al de las mujeres migrantes de la generación anterior. A diferencia de sus madres, las nuevas retornadas regresaron a estudiar a California y de hecho tienen más años de escolaridad. Los padres desean que sus hijas aspiren a estudiar y con ello rompan el modelo de la mujer tradicional que se casa, tienen hijos y se queda en su casa. Por otro lado, la integración temprana de las nuevas retornadas en las escuelas de California les ha dado la ventaja de hablar y escribir la lengua de la escuela y del trabajo: el inglés. Por lo tanto, las nuevas retornadas disponen hoy de un abanico más amplio de oportunidades laborales y educativas. Con respecto a los nuevos retornados podemos señalar que estos regresaron a Estados Unidos una vez que cumplieron la mayoría de edad y con el mandato de la masculinidad de trabajar. En términos de la integración laboral encontramos que ellos entraron a un mercado laboral étnica, racial y genéricamente estructurado. Es decir, se insertaron en los estratos más bajos de la estructura laboral estadounidense, que incluye trabajos masculinizados, con poca posibilidad de ascenso, realizados por latinos y mexicanos en el sector restaurantero y de construcción. Cabe notar que la orientación de uno de los nuevos retornados, Dany, sigue siendo con una mirada de retorno a Yucatán motivada por el compromiso de regresar a casarse ritual y legalmente, vivir en la casa que está construyendo, y abrir su negocio.
En cuanto a posibilidades educativas en Estados Unidos hallamos que solo Oscar quería seguir estudiando en California. Sin embargo, aunque quería asistir a la universidad no pudo hacerlo porque se enfrentó a varios obstáculos: debía mantenerse económicamente, aprender a navegar el sistema escolar estadounidense, revalidar sus estudios, aprender a escribir y a hablar inglés, y tener dinero para pagar la escuela.
Finalmente, hemos demostrado que los nuevos retornados adquieren nuevos roles y posiciones en la estructura familiar transnacional. Una vez que empiezan a trabajar participan de las dinámicas familiares que contribuyen al sustento familiar y a la reproducción generacional en California y Yucatán.
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Notas
1 Fix y Zimmermann (2001) utilizaron por primera vez este concepto para describir la diversidad de estatus legales encontradas entre los integrantes de familias migrantes en Estados Unidos: ciudadanos estadounidenses, residentes estadounidenses, migrantes indocumentados, Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA), Temporary Protected Status, etcétera.
Adriana Cruz-Manjarrez
Mexicana. Maestra en etnología y doctora en estudios de cultura y perfomance por la University of California, Los Angeles (UCLA). Profesora investigadora del Centro Universitario de Investigaciones Sociales de la Universidad de Colima y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Líneas de investigación: migración transnacional y de retorno; migraciones zapoteca y maya yucateca en México y Estados Unidos; etnicidad, segunda generación de indígenas mexicanos en Estados Unidos; racismo, lengua e identidad en poblaciones indígenas migrantes; y género, familia y matrimonio. Publicación reciente: Cruz-Manjarrez, A. (2018). Mujeres indígenas migrantes en ciudades globales: nuevos actores de la globalización. En C. Sánchez, C. Zolla & G. Roldán (Eds.), Transferencias salariales indígenas y migración en México (pp. 51-64). UNAM, Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad, Instituto de Investigaciones Económicas.
Patricia Baquedano-López
Mexicana. Doctora en lingüística aplicada por la University of California, Los Angeles (UCLA). Profesora asociada en la Escuela de Educación de la University of California Berkeley. Líneas de investigación: migración mexicana a Estados Unidos, migración de familias indígenas de Yucatán a California con énfasis en el estudio de ideologías y de prácticas culturales y lingüísticas. Publicación reciente: Portes, P. R., Spencer Salas, P., Baquedano-López, P. & Mellom, P. J. (2014). U.S. Latinos and Education Policy: Research-based Directions for Change.
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